El río Chico se desbordó por séptima vez en menos de un año

El río Chico se desbordó por séptima vez en menos de un año

Una nueva creciente del cauce que cruza el sur de la Provincia dejó 1.500 personas bajo el agua. Reclamos para que refuercen las defensas.

DE NUNCA ACABAR. En Río Chico, la tormenta que cayó el miércoles inundó viviendas, el centro comercial y la escuela Luis GIanneo. LA GACETA / FOTO DE RODOLFO CASEN. DE NUNCA ACABAR. En Río Chico, la tormenta que cayó el miércoles inundó viviendas, el centro comercial y la escuela Luis GIanneo. LA GACETA / FOTO DE RODOLFO CASEN.
19 Febrero 2016
Cerca de las tres del miércoles, en el barrio Santa Rosa de Aguilares alguien gritó: “la creciente, se viene la creciente”. Ramona Toranzo, madre de un niño, escuchó el alerta y, sacudiendo su modorra, apenas alcanzó a resguardar del torrente algunas ropas y electrodomésticos.

Enseguida un líquido oscuro invadió su vivienda y se vio obligada a correr desesperada, con su pequeño hijo en brazos, hacia la ruta 38, el sitio más alto y seguro. “Si entre nosotros no nos hubiéramos organizado para vigilar al río Chico, las crecientes ya nos hubieran matado a todos. Llegan de repente y casi siempre cuando uno está descansando. No te dejan nada. Esto es una pesadilla de todos los años”, observó Ramona. En menos de un año Santa Rosa, un paraje de 500 habitantes ubicado al sur de Aguilares y a unos 500 metros de la ribera norte del río Chico, fue castigado por siete desbordes de ese cauce. Al mismo tiempo fueron víctimas de la creciente las poblaciones de Río Chico y de la Colonia Uno de Santa Ana, que están del lado sur.

El desmadre producido ayer fue el segundo de este año y el más duro de los últimos cuatro. Se registró luego de una feroz tormenta con lluvia y fuertes descargas eléctricas que se inició alrededor de las 23 del martes y dejó sin luz por varias horas a toda la zona. “Se tienen que reforzar las defensas, reencauzar el lecho y no dejar que se sigan extrayendo áridos que no hacen más que debilitar los costados de la corriente. Lamentablemente desde hace años vienen y van los gobiernos y nadie hace nada para que tengamos una vida tranquila y segura aquí”, se quejó Segundo Miguel, de Santa Rosa.

La crecida del río Chico dejó bajo las aguas a unas 1.500 personas, entre ellas unos 400 niños, de las comunidades de Río Chico, Colonia 1 y Santa Rosa. De estas, sólo se evacuaron unas 150 que fueron alojadas en escuelas del lugar. Las otras se autoevacuaron e instalaron a orillas de las rutas provinciales 38 y de la 321, que conduce a Santa Ana. Ahí eran asistidas por autoridades comunales con comida, agua, repelentes y elementos de higiene.

El paso por el Chico permaneció cortado desde la madrugada hasta el mediodía. El tránsito, a causa de esta situación, fue desviado hacia la nueva traza de la 38. “Fue una medida precautoria que atendió los riesgos que puede significar la circulación intensa en un viaducto que era superado por las aguas” advirtió Alberto Janín, director de Defensa Civil de Aguilares. En Río Chico el cauce homónimo inundó el centro comercial del lugar, la escuela Luís Gianneo y las casas de unas 300 familias. En algunos lugares, como en la Colonia Uno de Santa Ana, el nivel del agua superó el metro y medio.

Providencialmente no se registraron víctimas. “Estamos atendiendo la emergencia con ayudas alimentarias, principalmente. Después nos abocaremos a ver las necesidades de la gente que perdió muchas cosas. Y cuando pase este período estival, habrá que ver o elaborar un proyecto que atienda las causas del desmadre de este río” dijo Elia Mansilla, intendenta de Aguilares. La gente, que permanecía a la orilla de la ruta esperando que las aguas bajen, no ocultó su indignación en Santa Rosa por la nueva inundación que sufren. Y la transmitió a las autoridades municipales, que fueron hostigadas verbalmente por los damnificados.

Alerta

Hasta anoche permanecían en estado de alerta las poblaciones de Alberdi, Graneros y La Madrid, entre otras, ante los riesgos de desborde del río Marapa, luego de que se confirmara la apertura de compuertas del dique Escaba. Las intensas lluvias en Catamarca incrementaron considerablemente el nivel de agua de la represa alimentada por los ríos Singuil y Chavarría.

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