
ARGENTINOS E IA. Según el estudio, el acceso a estas herramientas está fuertemente condicionado por tres factores clave: la edad, el nivel educativo y los ingresos. / ARCHIVO

Por primera vez existen datos concretos y locales sobre cómo la inteligencia artificial (IA) se integra en la vida diaria de los argentinos. Un informe elaborado por la organización de la sociedad civil Fundar y el Centro de Evaluación de Políticas basadas en la Evidencia (CEPE) de la Universidad Torcuato Di Tella ofreció una "foto" actual de esta fenómeno durante agosto y septiembre de 2025. El resultado fue difundido por medio del diario La Nación.
Las conclusiones principales del estudio, basadas en una Encuesta Nacional sobre Adopción de IA realizada a 1.589 participantes, confirman que la incorporación es temprana en cuanto a edad, pero tremendamente desigual. Ya forma parte de las prácticas cotidianas de una porción significativa de la población, aunque se mantiene en una fase exploratoria y no intensiva.
El acceso a estas herramientas está fuertemente condicionado por tres factores clave: la edad, el nivel educativo y los ingresos. De hecho, casi la mitad de los encuestados (45,5%) usa la IA para fines personales, mientras que un 21,8% planea incorporarla pronto.
Más estudios, más IA: una brecha que necesita capacitación
El informe es claro: persisten notables brechas en la adopción. La brecha de género es acotada, incluso con una ligera ventaja para las mujeres (48,2% de uso frente al 43,1% en varones), pero las diferencias por edad, educación e ingresos resultan enormes.
El nivel educativo es fundamental. Entre quienes tienen un título universitario completo, el 61,7% afirma usar IA en su vida cotidiana. Esta cifra cae al 29,5% en personas con secundaria incompleta o menos. Lo mismo ocurre con los ingresos: el 58,9% de las personas en una posición económica alta utiliza la IA, un porcentaje que baja al 29,7% en quienes tienen ingresos bajos.
Según Daniel Yankelevich, director del Área de Datos de Fundar, hasta el momento no existía información local confiable. “Lo que hay es poco, fragmentado o son encuestas sin diseño muestral y poco sustento estadístico”, comentó a La Nación. Yankelevich explicó que los datos argentinos son vitales porque “el motivo por el que un finlandés usa IA seguro es muy distinto del de un argentino. El uso tiene que ver con el comportamiento social y factores económicos”.
La Generación Z toma la delantera y reemplaza a Google
La juventud argentina no duda. La Generación Z muestra la mayor tasa de adopción, alcanzando un notable 63,9%. Le siguen los millennials (45%), la Generación X (38,4%) y los boomers (29%). Este alto nivel de uso personal en la Argentina se ubica a niveles comparables a los de economías avanzadas, incluso superando algunas tasas reportadas en otros países. Sin embargo, para usos laborales, la Argentina se mantiene por debajo del promedio internacional (27,5% de uso local contra un 40% en Estados Unidos).
¿Para qué la usan? Los más comunes de la IA generativa son la búsqueda de información y la asistencia en tareas diarias, lo que sugiere un reemplazo de las funciones clásicas de buscadores como Google. También destacan la generación de contenidos creativos, el entretenimiento (como redactar textos o crear imágenes), y la traducción o resumen de textos. Un dato sorprendente es que el 20,3% de los encuestados reporta usar la IA para la conversación libre o apoyo terapéutico, a pesar de las advertencias de profesionales de la salud.
INFORME. Cómo y para qué usamos la inteligencia artificial en Argentina, según un estudio académico. / CAPTURA DE PANTALLA
En cuanto a las herramientas preferidas, la tendencia es global: ChatGPT (OpenAI) lidera con un 73,7% de uso, seguido por Gemini (38,6%) y Meta AI (26,2%). Pagar por estos servicios no es popular: sólo el 2,1% de los usuarios individuales y el 6,2% de las empresas lo hacen.
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¿Miedo a perder el trabajo?: las preocupaciones éticas de la IA
Las preocupaciones relacionadas con la inteligencia artificial también salieron a la luz. El principal foco de interés, con un 39,6% de las respuestas, se centra en la ética, privacidad y seguridad de los sistemas. En segundo lugar, un 31,8% teme una pérdida del pensamiento crítico y la creatividad. El temor a la pérdida de trabajo aparece en tercer lugar, con un 20,6% de las respuestas.
Yankelevich agregó que la situación se complica por la falta de una estrategia oficial. “La Argentina no tiene un plan para IA. Lo que citan como plan es un documento que nunca fue aprobado ni puesto en práctica. Un plan no es una presentación, es algo vivo y real”, advierte. Sin datos confiables ni una estrategia clara, resulta difícil definir políticas públicas y privadas que aseguren un desarrollo competitivo y responsable de esta tecnología para las futuras generaciones.







