Medio siglo de luchar contra el mal

Napoleón Solo e Illya Kuryaki no sienten el paso del tiempo.

TRÍO ESTELAR. Alicia Vikander, Armie Hammer y Henry Cavill, en escena. TRÍO ESTELAR. Alicia Vikander, Armie Hammer y Henry Cavill, en escena.
27 Agosto 2015
EL AGENTE DE CIPOL

Para muchos jóvenes, “Illya Kuryaki & The Valderramas” es sólo (o nada menos) que la banda de Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur. Pero ignoran que el origen del nombre es un homenaje a una de las mejores series de televisión que dio la década del 60 en los Estados Unidos, un período memorable con productos que marcaron su época y trascendieron por años: “El agente de CIPOL”, que ahora revive en formato cinematográfico pero con la estética de entonces.

El Kuryaki de referencia era un espía de la KGB, brillantemente interpretado por el entonces joven actor escocés David McCallum, a quien ahora se puede disfrutar como el doctor Donald Mallard en “NCIS”. Concebido como personaje secundario, el rubio compitió en seguidores con el recio agente estadounidense Napoleón Solo (personificado por Robert Vaughn, en cuya larga trayectoria nunca repitió este éxito).

El paso de la serie a la pantalla grande mantiene el espíritu original. No cede a la tentación de actualizar el contexto en el cual se despliegan historias y personajes, como le pasó a la también serie televisiva en su origen “Misión imposible” (sin merma en cuanto a ritmo y atractivo, hay que reconocerlo), sino que el desarrollo sigue ambientado a comienzos de los años 60, con la guerra fría entre las dos superpotencias de entonces, Estados Unidos y la Unión Soviética, en pleno apogeo, pero que deben dejar de lado su rivalidad para combatir a un enemigo común: una organización criminal internacional que quiere terciar y desnivelar el balance global con la proliferación de armas nucleares de destrucción masiva. Esto indica que, más allá de nombres, estrategias o potencias dominantes, las historias de que el mundo siempre está en riesgo por fuerzas ocultas no tiene edad.

La película fue filmada por el taquillero, convocante y muy talentoso Guy Ritchie, autor de películas de culto y al mismo tiempo populares como “Snatch, cerdos y diamantes”, “Juegos, trampas y dos armas humeantes” y “Rocknrolla”, antes de pasar a ser definitivamente masivo con las dos “Sherlock Holmes”. Y ahora está en rodaje de “El rey Arturo”, a estrenar en 2016. En sí mismo, el ex marido de Madonna es garantía de pulcritud, historias interesantes y atractivas, varias capas de interpretación y diversión.

Ya no aparecen los octogenarios McCallum y Vaughn; los reemplazan Armie Hammer y Henry Cavill, respectivamente, para traer sangre nueva a las viejas, clásicas y entrañables historias de espías.

SINISTER  2

El terror se enquista en una casa embrujada

Hace tres años, se estrenó en el mundo “Sinister”, antecedente de la actual película que propone abrir una saga más extensa. En ese momento, si bien se utilizó el remanido recurso de haber encontrado una filmación casera de casualidad y descubrir que ella es la puerta a un mundo desconocido y macabro, la propuesta recibió buenas críticas a partir de la presencia estelar de Ethan Hawke como el personaje protagonista de Ellison Oswalt.

La secuela comienza con esa familia en el pasado, a partir del asesinato en masa de sus propios parientes que realiza Ashley Oswalt en la casa embrujada, la misma que ahora recibe a una joven madre que se muda con sus dos hijos gemelos, las futuras víctimas del tenebroso y terrorífico Mr. Boogie, el espíritu que nunca se ha ido del todo y que los acecha para poseerlos y obligarlos a cumplir el plan de matar a sus seres queridos.

El realizador de la primera entrega, Scott Derrickson, se dedicó ahora a escribir el guión junto a C. Robert Cargill. La dirección es responsabilidad del irlandés Ciarán Foy, quien debuta en el cine norteamericano con su segunda película, y con el único antecedente de su celebrada “Citadel”, del mismo año que “Sinister”.


LOS 33

Una distante historia épica

Hace cinco años, un grupo de mineros chilenos quedaron enterrados 700 metros bajo tierra por el desplome de la galería central de la mina San José, que comenzó a ser explotada en 1889 cerca de Copiapó.

Su búsqueda y rescate, con la aparición de la inolvidable nota “Estamos bien en el refugio los 33”, cuando las esperanzas prácticamente se habían agotado, se popularizó como un hecho heroico de supervivencia por 70 días en condiciones extremas, desarrollo tecnológico contra reloj, éxito humano y logro político, que catapultó al Gobierno del entonces presidente Sebastián Piñera a índices récord de reconocimiento.

Todo estaba entregado en un plato dorado para que el hecho llegase al cine, pero pasaron cinco años y se lo filmó desde el concepto espectacular del cine de masas norteamericano, aunque sea una producción y un elenco multinacional liderado por Antonio Banderas, Juliette Binoche y Gabriel Byrne. En este tiempo, los mineros dejaron de lado la épica, olvidaron los reconocimientos, gastaron el dinero que recibieron y se dividió la hermandad de hierro que habían construído en la oscuridad.

La distancia es también lingüística: la película está hablada en inglés, lo que resulta especialmente extraño. Así, el hecho que la inspira podría haber ocurrido en cualquier país, por más que se escuche de fondo “Gracias a la vida” en la voz de Mercedes Sosa. Y en español.

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