Sólo queda subir luego de tocar fondo

Una película es el producto de mucho más que un factor. Para que se hable de ella, deben confluir distintos aspectos; y si todos se orientan hacia el mismo lado, el resultado puede ser auguroso.

Philip Roth es considerado uno de los padres de la nueva novela norteamericana. Nació en 1933 y es el autor más premiado de su generación.

A su texto de base se sumó un referente como Barry Levinson, quien a sus 73 años aporta títulos a la historia del cine como “Justicia para todos”, “Rain man” (con la cual obtuvo el Oscar al mejor director en 1988), “Good morning, Vietnam” y “Avalon”, y varios más a la televisión desde su primera experiencia en 1970.

La tercera pata es nada más y nada menos que Al Pacino, para un papel que parece hecho a su medida y que unánimemente se considera de lo mejor que filmó en los últimos años.

La combinación es “Un nuevo despertar”, la película que gira sobre la crisis que sufre Simon Axler (Pacino), el veterano actor de teatro que acaba de fracasar en una nueva versión de “Macbeth”, termina sin dinero y cae en la depresión al sentir que el mundo que sostenía sobre su ego se derrumbó sobre sus espaldas y que el pasado glorioso ya no volverá. Le queda, entonces, recrearse como persona y lo hace a partir de una relación sentimental con una mujer lesbiana mucho menor que él.