La muerte de los estudiantes es otro trago amargo para Bachelet

La muerte de los estudiantes es otro trago amargo para Bachelet

La Presidenta condenó el crimen de los dos jóvenes, pero el caso golpea al Gobierno Los estudiantes estaban pintando grafitis, tras una marcha, cuando fueron tiroteados por un vecino. El agresor fue detenido.

EN VALPARAÍSO. Estudiantes y policías ayudan a uno de los heridos, en el final de la marcha de protesta. reuters EN VALPARAÍSO. Estudiantes y policías ayudan a uno de los heridos, en el final de la marcha de protesta. reuters
16 Mayo 2015
SANTIAGO.- La presidenta chilena, Michelle Bachelet, condenó el crimen de dos jóvenes que fueron baleados el jueves en Valparaíso en el marco de una multitudinaria marcha estudiantil para exigir una mayor participación en los proyectos educacionales del gobierno.

“Es un hecho de total irracionalidad, absolutamente injustificado”, dijo la mandataria sobre el caso que ha conmovido al país.

Tras asegurar que su gobierno hará todos los esfuerzos para investigar y castigar a los autores del hecho, advirtió que en Chile “no hay espacio para actos intolerantes y brutales”. Al parecer, los dos jóvenes, de 18 y 25 años, pintaban unos grafitis en los muros de un edificio ubicado en las inmediaciones de la Plaza Victoria, en pleno centro de Valparaíso y donde concluía la marcha, cuando fueron atacados a balazos por el propietario del inmueble. Los estudiantes fallecidos cursaban en la Universidad Santo Tomás. Fueron identificados como Exequiel Borvarán (18) y Diego Guzmán Farías (25), militante de las Juventudes Comunistas. El Partido Comunista (PC) integra la formación de centro-izquierdista Nueva Mayoría, la coalición gobernante.

El presunto autor de los disparos, que negó los hechos, se encuentra detenido y prestó declaraciones en el tribunal que investiga el caso. Se trata de Giuseppe Briganti, de 21 años. La Policía allanó su casa, donde encontró una pistola 9 milímetros en el patio interior del edificio de tres pisos donde vive. En el allanamiento se encontró, además, cerca cinco millones de pesos U$S (8.300) en efectivo y una gran cantidad de droga.

Briganti registra varias detenciones desde el año 2010 por agresiones y vive con su padre en el inmueble ubicado frente a la céntrica Plaza Victoria del puerto de Valparaíso, 120 kilómetros al Oeste de Santiago.

Tras el crimen, en varias ciudades del país se realizaron anoche “velatones”, una ceremonia en la que se encienden cirios, para recordar a las dos víctimas.

La secretaria general de las Juventudes Comunistas, Karol Cariola, que también es diputada, señaló que “no retrocederán ante la violencia y que seguirán manifestándose en las calles por una educación de calidad”. Y criticó a quienes han “criminalizado las protestas” y tratan como “delincuentes a los estudiantes”.

El presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, señaló que “los comunistas no están por la violencia” pero que seguirán luchando “por la justicia y la paz”, y fustigó a los sectores que siembran el odio y el anticomunismo.

Las multitudinarias marchas estudiantiles, que en Santiago de Chile reunieron a más de 150.000 personas, según dirigentes universitarios, y que terminaron en incidentes, reclaman por una mayor participación en los proyectos educativos. Los jóvenes alegan “pasividad” del gobierno, por lo que le dieron plazo a Bachelet hasta la próxima semana para que entregue una “respuesta clara y contundente” sobre el tema.

La Presidenta, cuyo gobierno está cuestionado ante la sospecha de diferentes casos de corrupción, envió sus condolencias a las familias de Guzmán Farías y Borvarán. “Fueron asesinados luego de participar en una manifestación autorizada”, dijo Bachelet. Y aseguró que su administración hará todos los esfuerzos para investigar y castigar a los autores del hecho. Bachelet concurrirá el jueves al Congreso, ubicado en Valparaíso, para dar cuenta al país sobre el estado de la nación. En caso de que allí no encuentren respuesta, estudiantes y profesores advirtieron que las movilizaciones irán en ascenso.

Una de las promesas de la mandataria es mejorar los salarios y la preparación de los docentes, y establecer gradualmente la gratuidad de la educación universitaria a partir del próximo año.

Desde la dictadura militar (1973-1990), que encabezó Augusto Pinochet, la educación pública universitaria es pagada, con aranceles que llegan a miles de dólares anuales, mientras la mitad de los trabajadores percibe salarios mensuales por debajo de los U$S 450. (DPA-Télam)

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