Succi: "no habrá otra como Lucha”

Por Alejandro Klappenbach 03 Diciembre 2014

Fue la gran ausente de Las Leonas durante una parte del 2012. Embarazada de su primer hijo, Bautista, se perdió los Juegos Olímpicos de Londres. Poco tiempo después Argentina recuperó a una de sus indiscutidas. A los 29 años, María Belén Succi mira el hockey desde una perspectiva particular y así se lo transmitió a LG Deportiva en una charla que mantuvo en pleno Champions Trophy.

-¿Tenés una opinión formada sobre los nuevos cambios?

- Hay una parte positiva: no hay que esperar 35 minutos para poder llevar una indicación o corrección a tu compañera. Ahora se puede hacer después de 15 minutos y quien te tiene que escuchar puede poner todos sus sentidos en eso porque está en un período de descanso. Eso es un buen elemento para el entrenador.

- Intuyo que hay aspectos del cambio que no te gustan…

- Es raro. Nos invade una sensación de apuro. Cuando estamos entrando en partido, se termina el primer cuarto. Volvés a entrar en partido y ya termina el segundo. Son períodos más cortos y la sensación es que cada parte finaliza demasiado rápido. Es lógico que ese sentir se traduzca en apuro y ansiedad dentro de la cancha. Son demasiados años jugando 2 tiempos de 35. Va a costar acostumbrarse a 4 de 15. Pero hay que hacerlo, no queda otra.

-¿Cómo se sienten a las órdenes de Santiago Capurro?

- Estamos contentas, cómodas. Es cierto que andamos un poco raras porque es el final de la carrera de Lucha (Aymar), una jugadora como ninguna otra. Es todo un tema para el grupo. En lo personal fue un plus de motivación. Quiero regalarle lo mejor de mí en esta última vez, justo a ella que tanto nos regaló a todas nosotras. Ella revolucionó nuestro deporte, lo cambió todo. Hay un antes y un después de Aymar en el hockey de mujeres, nadie puede estar ajeno a lo que va a pasar el fin de semana. Quiero ganar la Champions, por mí, por el equipo, por la gente. Y también porque es su despedida. Me encantaría que disfrutase cada segundo en la cancha.

-¿Te sentís una privilegiada de estar en su despedida?

- Sin dudas. Lucha es algo inexplicable. ¡Mi viejo vino a verla! Yo quería jugar con ella sus últimos partidos.

- Es un factor a tener en cuenta para no distraerse en el torneo…

- Habrá que manejarlo porque es imposible que no nos afecte. En lo anímico es un torneo distinto, se nos van a caer varias lágrimas.

- ¿Cómo la ves?

- Intentando abstraerse de todo. Y lo va llevando bien. Cuando sale el tema lo corta rápido para no darle importancia. Está enfocada en no desenfocarse. ¿Se entiende?

- ¿Le pediste algo?

- ¡La lista de pedidos es larguísima! Es muy familiera y va a repartir todo entre su gente, aunque alguna remera me voy a llevar.

- Pasaron tres partidos, ganaron la zona. ¿Cómo se sintieron en la fase de grupos?

- Tuvimos algunos altibajos con Alemania y Australia. El primer partido lo ganamos, el segundo lo empatamos cerca del final. Ya en el tercero mejoramos bastante. El equipo mostró carácter.

-¿Estás madura?

- Siento que estoy mejor, que he progresado, pero en el puesto de arquera los 29 años aún marcan una etapa de evolución. Estoy bien, pero me falta para alcanzar la plenitud. Y aun estando plena, siempre existe un margen para seguir aprendiendo. En el juego estoy cómoda, confiada, disfrutando lo que me toca.

- ¿Cambió tu rol dentro del grupo con el paso de los años?

- Estoy más madura, tranquila, no me cargo de responsabilidad ni de obligaciones que no me correspondan. Sé que la arquera es una jugadora particular, desde lo reglamentario y desde lo funcional. Trato de estar fría, de ser positiva, de alentar y ordenar a mis compañeras. Una arquera no es un robot que sólo interviene cuando la pelota va al arco. Desde ese lugar soy la misma de siempre, con los cambios obvios que el tiempo y la vida motivaron en mí. Dentro del grupo, fuera de la cancha, hago mis cosas, tengo claro qué quiero, qué pretendo del equipo y aprendí formas y caminos para conseguir eso que pretendo.