La remodelación del centro comienza por la Buenos Aires

La remodelación del centro comienza por la Buenos Aires

El martes arrancaron los trabajos de ensanche de las veredas del tramo comprendido entre las calles 24 de Septiembre y Crisóstomo Álvarez.

TRABAJOS PESADOS. No está definido hasta cuándo permanecerá cerrada la calle. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA TRABAJOS PESADOS. No está definido hasta cuándo permanecerá cerrada la calle. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA
14 Agosto 2014

Desde esta semana está cortado el tránsito en la calle Buenos Aires primera cuadra y la restricción posiblemente se extienda -en principio- durante los cuatro meses que requerirá el ensanchamiento de las veredas y el equipamiento de ese tramo. ¿Qué sucederá después con los autos que usaban este “pasadizo” para llegar a la calle 24 de Septiembre y, de ahí, a la plaza Independencia? El angostamiento de la calzada (quedará un sólo carril de 3,85 metros de ancho) sugiere que los vehículos podrán circular, aunque con limitaciones. Y también sugiere una política urbana: la peatonalización (sí, la palabra existe) del centro de San Miguel de Tucumán.

Hacia ese norte se dirigen este y los otros proyectos que impulsa la Municipalidad para renovar la zona más nerviosa de la ciudad: la jerarquización de las peatonales Muñecas y Mendoza -con el añadido de un centro comercial a cielo abierto-, y la reforma de la plaza Independencia.



Si todos esos planes son concretados tal y como han sido anunciados, el centro será un territorio amigable para caminantes, con tránsito vehicular relegado a los márgenes. Esa parece ser la solución para un esquema que ni conviene a los automovilistas ni conforma a los peatones e irrita a todos sin importar el medio de locomoción. Y, según las autoridades municipales, parece la mejor alternativa después de descartar la propuesta de trasladar edificios públicos (por ejemplo, las sedes de los poderes del Estado) hacia las afueras, como sucedió en Salta.

La hora de las molestias
La excavadora Bobcat perfora y perfora, y a su paso el otrora pavimento liso se transforma en un cementerio de escombros grises. A los costados, una cerca de madera y tela de plástico verde delimita el campo de trabajo, y protege a la gente que circula a pie. Las molestias que ocasiona el ruido se advierten en los rostros fruncidos de los viandantes que apuran el paso tanto para llegar a tiempo al próximo destino como para alejarse rápido del estruendo que hace la máquina. Un operario que dice trabajar para la empresa Camaro Construcciones SRL informa que la demolición marcha bien y rápido, pero se encoge de hombros a la hora de calcular cuándo acabará la tarea ensordecedora del Bobcat.

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Abel Orillo, vecino del centro, mira el paisaje con gesto de desaprobación. “¿Para qué rompen la calle si estaba bien? Con esta ‘idea’ sólo aumentan las dificultades para el tránsito”, opina convencido de que el trabajo es inútil e inconveniente. Mariano F. Saganías, representante comercial de Santiago del Estero, manifiesta más entusiasmo: “es cierto que la obra molesta, pero ya de por sí es un trastorno entrar al centro. Con el ensanchamiento de las veredas al menos podrán andar rápido los peatones”.

Esa es, justamente, la esperanza de Federico Robles Argañaraz, vendedor de un maxikiosco ubicado hacia la esquina de Buenos Aires y Crisóstomo Álvarez. “La venta bajó un 20% desde que cerraron la calle. Sabíamos que esto iba pasar, pero también confiamos en que, después, aumentará el volumen de clientes”, añade y afirma que aún no oyó quejas.



Además de la ampliación y reconstrucción de las veredas (tendrán 3 metros de ancho), el proyecto prevé la demarcación de dársenas (para ascenso y descenso de pasajeros, y para carga y descarga de mercadería) y el tratamiento del mecanismo de escurrimiento de agua (con obras en las bocacalles de 24 de Septiembre y de Crisóstomo Álvarez). El área será “decorada” con un estilo semejante al que exhibe el Paseo de la Independencia (peatonal de la calle Congreso), e incorporará farolas, árboles y bancos de madera.

La ejecución del proyecto demandará una inversión de $ 4,9 millones, según fuentes municipales. Y será una auténtica prueba de fuego, por usar un lugar común, en términos de las complicaciones que añadirá a un tránsito trabado que padece el caos desde hace años y, sin embargo, se resiste a abandonar el centro por sus propios medios.

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