Gruesos errores en el caso de Pamela Laime

Gruesos errores en el caso de Pamela Laime

01 Junio 2014
Impunidad, inoperancia, falta de profesionalismo, indiferencia, negligencia e insensibilidad; pero también dolor y amargura rodean la muerte de Pamela Laime, una joven de 17 años, madre de una hija, que fue vista con vida por última vez el 16 de octubre de 2000, cuando viajó desde Garmendia a San Miguel de Tucumán. Venía a trabajar como niñera a la casa de una familia, donde nunca llegó. Un día después, la Policía encontró su cuerpo en Ticucho (El Cadillal), que tenía tres heridas en la cabeza producidas por un hacha. Pero nadie relacionó que se trataba de ella. Sin embargo, su madre no cesó de buscarla a lo largo de 14 años.

El 18 de mayo pasado, cuando LA GACETA publicó su historia, el policía retirado Marcial Escobar reconoció a la joven y le comunicó la situación a la fiscala. Esta ordenó que se compararan las huellas dactilares del cadáver hallado con las de la joven que habían quedado en la Maternidad cuando había tenido a su bebé, y comprobaron que se trataba de la misma persona. Según el policía, el día que encontraron el cuerpo no se había registrado ninguna denuncia de desaparición de persona y el cuerpo quedó en la morgue judicial sin que nadie lo reclamara.

Sin embargo, la madre de Pamela afirmó: “Hice la denuncia en varias comisarías, fui a la división Trata de Personas, fui a la fundación Pibe para que me impriman los afiches... La Policía me llamó dos o tres veces, al principio, y después nunca más. Nunca nos pidieron ni el ADN por si encontraban restos óseos... Les pedí ayuda a las autoridades de Garmendia y nunca me dieron bolilla; al señor Alperovich le supliqué varias veces que me reciba y jamás me recibió. Nadie le dio importancia al caso de Pamela, nadie me ayudó para encontrar a mi hija”. En la fiscalía le dijeron que los restos de su hija, que había sido enterrada como NN, estaban en el osario común del Cementerio del Norte. Lo dramático es que desenterraron cinco cuerpos y ninguno era el de Pamela. La fiscala dijo que, en caso de que ninguno de esos restos fueran de la joven, se excavarían las otras fosas ocupadas por personas NN hasta dar con ella.

Cabe preguntarse cómo es posible que tanto la Policía como la Justicia no hayan relacionado la desaparición de Pamela con el cuerpo encontrado al día siguiente en Ticucho. ¿Por qué no se investigó para saber su identidad y se esclareció el crimen? ¿Quién dio la orden de que el cuerpo fuese enterrado en una fosa común como NN en el Cementerio del Norte? No se trataba, por cierto, de alguna persona desconocida encontrada muerta en la calle como consecuencia de las bajas temperaturas invernales, sino de una joven que tenía tres hachazos en la cabeza; es decir, se trataba de un homicidio. ¿Cuál es el protocolo a seguir en estos casos? Sumamente grave es que el expediente del caso haya desaparecido en Tribunales. ¿Quién se lo llevó? Cuando se extravían los expedientes judiciales, ¿se sanciona al responsable de custodiarlos? ¿Alguien se hace responsable?

Este caso impune, como otros, refleja gruesas falencias en la Policía y en la Justicia, que ponen a menudo al ciudadano común en un estado de indefensión total, como esta madre que durante 14 años golpeó infructuosamente las puertas de los despachos. Tanto desinterés por investigar, por dilucidar el caso, por llegar a la verdad, tanta ausencia de humanidad, ¿se habrá debido a que Pamela era una joven de condición humilde y por lo tanto, nadie en la Policía, la Justicia o el Gobierno la consideró digna de atención?

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