“Vivir a la vuelta de una editorial no garantiza nada”

“Vivir a la vuelta de una editorial no garantiza nada”

Liliana Bodoc anima a los escritores y critica al mercado, por más que sea una de las autoras más exitosas del país.

EN TUCUMÁN. Bodoc es una enamorada de la historia y de la naturaleza. la gaceta / foto de diego aráoz EN TUCUMÁN. Bodoc es una enamorada de la historia y de la naturaleza. la gaceta / foto de diego aráoz
21 Mayo 2014
Cuenta Liliana Bodoc que el “Diálogo de provincias” entablado en la Feria del Libro porteña fue un espacio de catarsis. Repiquetearon desde la platea las frustraciones y las carencias de escritores que pugnan por visibilizar su obra. “Pero que quede claro que el hecho de vivir en Buenos Aires, a la vuelta de una editorial, no garantiza nada -subraya-. En todo el país hay gente que trabaja con seriedad, con talento, y no tiene la posibilidad de acceder al mercado”.

Bodoc habla por experiencia propia. ¿Una épica fantástica latinoamericana? ¿Y escrita por una mujer? Demasiadas contras de movida. Su Saga de los Confines fue rechazada sistemáticamente, hasta que un editor la leyó, un poco por casualidad. Allí cambió la historia.

“Utópicamente, y que quede establecido este concepto, el de la utopía, el arte debería tener una instancia que no se relacione con el mercado -sostiene Bodoc-. Digamos un arte público, distinto”. El tema salió durante la entrevista en LA GACETA y, más tarde, a lo largo de la charla que brindó en el Ente de Cultura. Es la gran preocupación de quienes le ponen el pecho a la literatura. ¿Cómo llego al público? “Es importante que no pensés en eso mientras escribís -le recomendó Bodoc a un joven que la había interpelado-. En ese momento lo único que vale es tu texto”.

Bodoc narró una bellísima historia de su niñez: las adivinanzas de los colores que su papá les planteaba a ella y a sus hermanos. Bello recuerdo y triste a la vez, porque habían perdido a su mamá y afloraba una inevitable anarquía en la crianza. De esas experiencias se alimentó la obra de Bodoc.

“Me inspira la naturaleza. Cuanto más virgen, mejor. Y también mis concepciones ideológicas -explica-. Por ejemplo, cuando hablo de la conquista española no me refiero a un choque de culturas, sino a un avasallamiento. A un genocidio. Pero creo que se está produciendo una positiva revalorización de nuestra historia, aparece el orgullo de pertenecer a los pueblos originarios. Esa posición me sirve y se representa en mis libros”.

“Los días del venado”, primera parte de la Saga de los Confines, apareció en 2000. Bodoc se reveló desde entonces como una prolífica generadora de ficciones, una figura emblemática de la épica fantástica y, a la vez, como una narradora inspirada, capaz de sostener sus relatos con una fina poética. Sin prosas “excedidas de peso”, como alguna vez definió. Mendocina de alma, hoy vive en San Luis, de cuyo paisaje se enamoró.

“Mi gran tema es la marginalidad”, apunta Bodoc. Vuelve entonces a los rasgos ideológicos de su literatura. De paso se permite marcar distancias con Tolkien, a quien admira con fervor, pero cuya postura eurocéntrica, monárquica y racista va en contra de su concepción del mundo. “Mis personajes son solitarios, fracasados, huérfanos, gitanos. Excluidos, a fin de cuentas -apunta-. Mi historia pasó por allí y quedaron esas marcas”.

A Bodoc le toca moverse en un género que -afirma- mueve muchísimo dinero. ¿Quién dice que los niños y los jóvenes no leen? “Y no sólo ellos - añade-. Cuando viajo en subte me pongo a contar la gente que va leyendo y me asombro. Lo mismo en las plazas, en los cafés, en los colectivos...” Ella saluda el desembarco de los e-books, pero recalca que el papel jamás va a desaparecer. “De todos modos, el soporte es lo de menos”, insiste.

La presencia de Bodoc en el Mayo de las Letras fue un éxito, de público y de participación. Y no se permite quedarse quieta, ya que está trabajando en un proyecto por demás seductor: una película de animación basada en los dragones que dibuja el exquisito Ciruelo. Y eso que, más de una vez, habla de sí misma como “una señora de 56 años...”

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