El conflicto entre el Estado y los docentes

El conflicto entre el Estado y los docentes

07 Marzo 2014
Como lo venimos informando, el período lectivo no ha podido iniciarse todavía en la provincia de Tucumán, a causa del conflicto salarial que se mantiene entre el gremio de los educadores y el Gobierno de la Provincia. Sin entrar a analizar el valor de las posiciones que cada parte sostiene en la cuestión, nos interesa apuntar que la realidad de educandos impedidos de asistir a clases, es algo que preocupa muy seriamente a la comunidad. Es imprescindiblemente necesario de que se preste en plenitud el servicio educativo. Se trata de un tema donde están fuertemente comprometidos los más valiosos intereses de la sociedad. Nunca se insistirá lo suficiente en el hecho conocido de que la época que vivimos exige, con creciente intensidad, la intensa formación de la niñez y de la adolescencia. Estamos insertos en un mundo donde el conocimiento resulta fundamental para toda actividad que se intente, en cualquier ámbito. Y también se sabe que, lamentablemente, la formación que se imparte en escuelas y colegios no siempre obtiene los resultados apetecidos, por una serie de diversas circunstancias internas y externas. Bien lo evidencian las dificultades que se presentan a los egresados del ciclo secundario, a la hora de acometer estudios superiores. Hemos dedicado, en los años recientes, múltiples notas con ejemplos concretos para reflexionar sobre esa realidad.

Así las cosas, cabe afirmar que resulta muy grave que la generación que empieza su trayectoria por la vida, ni siquiera pueda recibir esa instrucción, por problemas como el presente. El calendario, además, está colmado de feriados y de asuetos, de manera que el efectivo tiempo escolar resulta cada vez más reducido. Así, cada día de clases que se pierde tiene una trascendencia bastante mayor que la que a simple vista podríamos atribuirle. La vida normal de un niño y de un adolescente, está constituida primordialmente por la asistencia a las aulas. Es lo que le allega conocimientos, lo acostumbra a vivir en comunidad, modela y disciplina su carácter. Demasiado largo es le paréntesis de las vacaciones. Hay un momento en que corresponde estudiar y formarse. Estos conceptos, no por sabidos menos necesarios de periódica recordación, hacen desear fervorosamente que el conflicto salarial de los educadores reciba una pronta solución. Sin duda, como en todos los casos, esa solución tiene que surgir de un diálogo, donde ambas partes adecuen razonablemente las respectivas exigencias. Y ni que decir que ha de tenerse en mira, siempre, esa finalidad superior que tiene la tarea educativa, y que la dota de un sentido especial, que no poseen otras actividades laborales.

Los hogares tucumanos están viviendo horas de inquietud al advertir que el problema no ha entrado todavía en los carriles que conduzcan a una solución. Son demasiados los valores que se encuentran en juego, y frente a ellos no puede sino procederse en consecuencia. No puede seguir pasando el tiempo, sin que se reinicie ese año lectivo regular que es parte fundamental de la normalidad cotidiana. Es de esperar que todo esto se tenga en cuenta, por parte del poder público y también de los maestros, para superar una instancia que, reiteramos, suscita más que justificada alarma en todos los estratos de la población de Tucumán.

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