El Nobel, el Cervantes y las (muchas) ganas de escribir

El Nobel, el Cervantes y las (muchas) ganas de escribir

Cada vez más gente se inicia en el oficio de la escritura

En el año que concluye, el panorama literario internacional tuvo tonos y matices femeninos. Alice Munro, la canadiense que eligió escribir cuentos y no extensas novelas porque “era el tiempo que le quedaba entre las tareas del hogar y los chicos”, obtuvo el Premio Nobel de Literatura; y la gran cronista y escritora mexicana Elena Poniatowska se consagró como la cuarta mujer en llevarse el Cervantes, considerado a estas alturas como el Nobel de la lengua hispana. El 2013 se llevó a una voz  esencial de la literatura escrita por mujeres: murió la inglesa Doris Lessing, otra Nobel de Literatura, que nos dejó en su narrativa la mirada compasiva sobre los conflictos raciales y sociales (Africa, Zimbabue, fue su hogar de niñez y de juventud) y sobre el mundo femenino.

El 2013 también fue un año de reconocimiento para la literatura argentina del siglo XX: el mundo entero celebró los 50 años de “Rayuela”, la novela con la que Julio Cortázar se volvió, definitivamente, canónico y universal. 

En el plano local, 2013 estuvo marcado por un fenómeno que arrancó hace unos cuantos años:  en Tucumán crecen sin pausa los talleres de escritura (narrativa y dramaturgia). De esos espacios han nacido este año las primeras “criaturas”, los primeros libros editados, algunos de ellos por editoriales pequeñas de otras provincias. Y se percibe que no los anima tanto el estrellato como la prepotencia de trabajo de la que hablaba Roberto Arlt, y que para él era la única garantía de futuro.

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