“Sin las calles y los atardeceres de Buenos Aires no puede escribirse un tango”, definió Jorge Luis Borges. Lo que sigue, la noche, es el terreno fértil para que cada uno le ponga la música adecuada. Hay miles de melodías en el ambiente; es cuestión de enamorarse de la apropiada. Entre ellas, refinadas y glamorosas, las cuerdas que suenan por Palermo y Puerto Madero.
Es esa Buenos Aires que tras los cristales se adivina exclusiva y puertas adentro deviene cálida y hasta familiar. “El concepto del hotel es el de una gran casa”, ejemplifica Ariel Barrionuevo. Y se refiere al Faena Hotel Buenos Aires. Nada menos.
Barrionuevo, cordial general manager, cambió la placidez del interior cordobés por el desafío de conducir buena parte del sueño de Alan Faena. Su historia se multiplica entre innumerables profesionales que apostaron por desplegar saberes y talentos en el universo porteño.
La calificada legión de chefs, sommeliers, diseñadores y artistas -entre ocupaciones varias- sostiene la noche de Buenos Aires de calidad, esa que se despliega también por otros barrios -con Belgrano a la cabeza- y trepa por la zona norte hasta el Tigre. LA GACETA recorrió esos circuitos a partir de una invitación de LAN, con organización y logística de Destino Argentina.
Cuando habla del Faena, el hotel diseñado por Philippe Starck que cumplirá 10 años en octubre próximo, Barrionuevo invita a compartir una experiencia de los sentidos. Y resulta inevitable referirse al concepto del lujo. “Nos acostumbramos a que el lujo es algo para mirar, siempre guardado o detrás de los cristales. Como los cubiertos o los platos que nos legó la abuela -apunta con una sonrisa-. Para nosotros el lujo es empatía y también es sensorial. Se puede interactuar con él; tocarlo, olerlo, saborearlo. Eso es el Faena”.
El hotel ya es un clásico del joven Puerto Madero. Cada ambiente remite a diferentes rincones de Buenos Aires. Es el caso de los restaurantes: El Mercado propone un viaje imaginario a San Telmo; El Bistro seduce con el blano inmaculado -imposible no pensar en la Patagonia- y la célebre ornamentación de cabezas de unicornios; y El Cabaret sumerge al visitante en los arrabales tangueros. Puro rojo y negro, escenografía para un show con bailarines y orquesta en vivo.
The Cellar es un espacio subterráneo en el que la mesa, a la luz de las velas, está custodiada por 4.000 botellas del mejor vino. En tanto, el bar The Library Lounge traslada al visitante a los livings de las grandes estancias pampeanas. Todo -junto al Pool Bar y La Boutique- está conectado por La Catedral, lobby que simboliza la particularidad del Fanea. Una nave interminable por la que circulan huéspedes, usuarios del spa, invitados a las celebraciones y conferencias y, por supuesto, amantes de la coctelería y la gastronomía.
Espectáculos
Stand up por todas partes
El género se puso de moda hace algunos años y sigue multiplicándose, cada vez más lejos de la calle Corrientes y del riquísimo off teatral porteño. Bares y pubs cuentan en sus agendas con días fijos para los monólogos humorísticos, esos que popularizó Jerry Seinfeld a partir de su inolvidable programa de TV.
Barrios
Las cuatro zonas ineludibles
Palermo (foto), en especial el sector de “Palermo Hollywood” y los clubes nocturnos ubicados en la calle Niceto Vega, Las Cañitas, Puerto Madero y la Recoleta se mantienen al tope gracias al interminable circuito de restaurantes, bares, pubs y boliches que albergan.
Gay friendly
Una atracción internacional
No es un dato menor: desde principios de la década pasada Buenos Aires es reconocida en el mundo como una ciudad gay friendly, lo que potencia el turismo gay (nacional e internacional).
Historia
A no olvidar las tradiciones
Con las nuevas tendencias y destinos convive el Buenos Aires de siempre; el de los sows tangueros y la cantinas de La Boca; el de San Telmo y los espectáculos de la calle Corrientes; el de los museos y los 100 barrios que vale la pena recorrer.