Por Jose Ariel Ibañez
10 Octubre 2013
La veda al público visitante que rige en el fútbol argentino hizo que el último superclásico sea atípico: en las tribunas no hubo seguidores de Boca. Pero lo que no pudo lograr la medida es que hinchas "xeneizes" festejaran la victoria en el Monumental. ¿Cómo es eso? Esta vez los hinchas fueron los propios protagonistas. Emmanuel Gigliotti, que pasó por Atlético hace algunos años, rechazó una jugosa oferta económica de México y apostó a la gloria deportiva con la camiseta del club de sus amores. El jugador reconoció que luego de clásico su padre le agradeció por el triunfo. "Mi viejo me dijo: gracias por esta alegría", contó en la maratón de notas que le hicieron luego del partido. Esa noche, su familia y la de su novia se reunieron para comer un asado y festejar ya que todos son "bosteros". Lo vivido por el goleador no es nuevo. Tampoco es único. Cada vez más hay jugadores que deciden ponerse la camiseta de la que siempre fueron hinchas resignando dólares que ofrecen en el extranjero. Daniel "Cata" Díaz volvió de Europa tentado por la oferta de Boca y esperó con ansias el clásico. A 24 horas del partido falleció su suegro, a quien consideraba casi como un padre. Recorrió 320 kilómetros para estar en el velatorio, en Rosario, y sin dormir volvió para jugar sólo porque el rival era River. Juan Román Riquelme confesó que Boca es su casa y se siente un hincha más. Estos antecedentes permiten entender la reacción de los jugadores "xeneizes" que cantaron como si fueran integrantes de la "12" en medio del Monumental festejando el triunfo. Sin seguidores visitantes en las tribunas, ellos los representaron. Si bien puede molestar que profesionales actúen de esa manera, demostraron que viven el fútbol con la pasión del hincha.
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