A los 98, tramita el divorcio para casarse por tercera vez

A los 98, tramita el divorcio para casarse por tercera vez

Moisés del Jesús Díaz, próximo a cumplir un siglo de vida, quiere casarse otra vez, con su tercera mujer. A los 24 años concretó su primer matrimonio.

HÉROE O VILLANO. Moisés Díaz, bastón en mano, tiene  una pava en las brasas. Le gusta el mate bien caliente. HÉROE O VILLANO. Moisés Díaz, bastón en mano, tiene una pava en las brasas. Le gusta el mate bien caliente.
Hace un año que no llueve. La última tormenta se registró el 4 de octubre del año pasado. No obstante ello, el sol calienta a destajo; pero el terroso viento de las sierras de Guasayán, obliga tanto a los lugareños como a los foráneos no sólo a abrigarse sino también a cubrirse el rostro y los ojos. En la histórica villa, que nació primero que San Pedro -la ciudad cabecera del departamento Guasayán, en Santiago del Estero- Moisés del Jesús Díaz, transcurre su casi centenaria existencia en una vivienda de bloque, próxima a la curva de la flamante asfaltada e inaugurada ruta provincial N° 3, mientras espera poder volver a casarse.

"El señor de casi un siglo", como lo conocen en el ralo y esparcido vecindario del oeste del interior santiagueño, es todo un personaje. Hubo un tiempo, en el que don Moisés, organizaba los bailes de carnaval. "Por entonces no vivía en el llano, sino en mi casa paterna, para el lado de la Loma de la Cruz, en la parte más alta", describió a viva voz como si nosotros también padeciéramos, como él, problemas de escucha o audición.

La primera boda
Pero ese es otro tema de la existencia del hombre de los dos nombres bíblicos. Don Díaz se casó por primera vez a los 24 años. "Ella era de Los Puestos y se llamaba Rosa. Pero se portó mal y tuve que correrla; con ella tuvimos cuatro hijos. Era muy joven y tal vez me dejé influenciar", dijo don Jesús.

Los Díaz, hijos y nietos que cuidan y atienden a don Moisés, ocupan un amplio predio. A unos 300 metros del cementerio de la villa y a menos de una cuadra de la ruta nueva. Esta empalma más adelante, hacia el oeste, con la número 10. Una traza, por llamarla de algún modo, que se encuentra en calamitoso estado y que conduce hasta San Pedro-Santa Rosa. Es la vía de acceso a la ciudad sede del municipio, que según José Antonio Santillán, conductor de la zona, ya tendría que estar pavimentada. Un caso similar al tramo de la 308 tucumana, La Madrid-Las Termas, que a pesar de los anuncios oficiales aún siguen esperando que se concrete su repavimentación.

La segunda
"Después tuve otra esposa con la cual también trajimos al mundo cuatro hijos. De ella ya no me acuerdo mucho. Hasta que conocí a la actual, con quién compartimos 14 hijos y es con ella con la cual quiero volver a casarme", se explayó don Moisés del Jesús.

El mayor anhelo
A pesar de los años que carga sobre sus espaldas -vino al mundo el 15 de diciembre de 1914- se animó a anhelar: quiere vivir "hasta que la villa Guasayán sea al menos una ciudad".

El próximo año alcanzará el siglo de vida y está haciendo los trámites de divorcio para poder casarse. "Siempre fui un hombre libre desde joven. Aunque hoy somos prisioneros de la tecnología. Además en casa, siempre llevé los pantalones", acotó con buen humor pero sin veracidad.

"En mis años de juventud iba mucho a Tucumán. Tenía varios parientes por allá. A veces, sólo los visitaba y otras, también decidía ir a trabajar, pelando caña. En esa época había mucho trabajo y la plata alcanzaba", aseveró.

Hombre de hogar
La pava sigue calentándose en el brasero. A nuestro interlocutor no le gusta el mate frío. Se acomoda en una silla y se apoya en el bastón. Inspira profundo y retoma su relato. "La Rosa es la que me cuida. Es mucho más joven que yo. Pero se merece ser mi esposa. Por eso quiero casarme.", subraya.

Mira y sonríe. También observa y, por momentos, intenta desviar la charla. Una de sus hijas nos pide que le preguntemos de las mujeres. Pero don Díaz dice no escuchar y cuando le repreguntas varias veces, sólo responde que él era y es un hombre al que le gusta estar en la casa. Después de un silencio prolongado cuenta: "siempre me gustaron las mujeres, pero no para divertirme sino para formar un hogar".

Los hijos
Volvemos a la carga sobre cómo se llamaba su segunda compañera. "No era mala. La cosa no funcionó", dijo escapándose otra vez por la tangente.

"Soy padre de 20 hijos, 7 mujeres y 13 varones. Varios de ellos están viviendo en Cochabamba y Santa Cruz, Bolivia. Otros se fueron a Buenos Aires, y tengo otros radicados en la capital de Santiago del Estero", se explayó el otrora gran bailarín del lugar.

Nos ingeniamos para sugerirle si tiene otros hijos no reconocidos. "No, sólo éstos", replicó. Aunque su hija Rosita sonriente desmintió esa respuesta con una seña que hizo con su mano derecha. "¿Las esposas no duran 100 años por aquí?", preguntamos. Pero don Díaz dice no escuchar nada. Y sólo él tiene esa respuesta. Porque en 2014, si Dios lo ayuda, alcanzará un siglo de vida.

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