Un análisis altamente recomendable sobre los 70

Un análisis altamente recomendable sobre los 70

El nuevo libro de Ceferino Reato es el más leído del momento.

AMBIENTADO EN CÓRDOBA. El Cordobazo, la insurrección estudiantil y obrera de 1969, es apuntada por Reato como la vanguardia armada del socialismo. El antecedente de los hechos que aborda su libro. AMBIENTADO EN CÓRDOBA. El "Cordobazo", la insurrección estudiantil y obrera de 1969, es apuntada por Reato como la vanguardia armada del socialismo. El antecedente de los hechos que aborda su libro.
06 Octubre 2013

INVESTIGACIÓN

¡VIVA LA SANGRE!

CEFERINO REATO

(Sudamericana - Buenos Aires)

El título de este libro de investigación periodística, es una variación del lema "¡viva la muerte"! popularizado por el general José Millán Astray, fundador de la Legión Española en 1920, grito de guerra y de lucha política de la derecha. En realidad, puede ser suscripto también desde la izquierda, como lo prueba la arenga del "Che" Guevara, meses antes de su fusilamiento en Bolivia.

Lo que intenta reflejar Ceferino Reato con la expresión "¡Viva la sangre!", según lo explica en su libro, es "la glorificación de la violencia como medio para obtener fines políticos, que sedujo a tantos en la Argentina de los 70". Unos procuraban proteger la continuidad del estado por este medio mientras que otros consideraban la violencia como salida para liberarse de la oligarquía criolla y el imperialismo yanqui.

A lo largo de la obra, el autor muestra cómo aquel clima de época, si bien alcanzó su punto culminante en la tremenda dictadura inaugurada el 24 de marzo de 1976, se fue gestando antes, durante los cuatro gobiernos constitucionales del peronismo, que comenzaron el 25 de mayo de 1973.

¡Viva la sangre! está ambientado en Córdoba, ciudad que desde "el Cordobazo" de 1969- insurrección protagonizada por obreros y estudiantes- se transformó en la vanguardia armada del socialismo. Recuerda el autor que, a partir de entonces, las cúpulas de Montoneros y del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) se establecieron en Córdoba durante muchos meses.

Tema urticante

La trama central del libro se desarrolla siguiendo los acontecimientos más importantes sucedidos luego, entre agosto y octubre de 1975. Reato señala, en las primeras páginas, porqué pocos historiadores y periodistas se atrevieron a abordar el tema, ya sea por la participación de Montoneros en el actual gobierno, o por otros motivos.

En los capítulos 12 y 13, Reato expresa que Montoneros nació en grupos católicos, de colegios, universidades, residencias estudiantiles, incluso con algunos miembros de familias tradicionales de Córdoba. El autor repasa la influencia del movimiento tercermundista, el Concilio Vaticano II, el prototipo del cordobés, los hechos acaecidos, cómo y porqué nació el cordobazo, el rechazo de Perón a los grupos de Montoneros en Plaza de mayo, entre otros hechos y circunstancias que son materia de análisis de este ensayo crítico serio y altamente recomendable.

© LA GACETA

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Horacio Semeraro


Un ataque de película

Fragmento exclusivo de ¡Viva la sangre!

Por Ceferino Reato

Todo sucedió en una secuencia cinematográfica. El miércoles 20 de agosto de 1975 a las 11 de la mañana Enrique Gorriarán Merlo llegó al bar y confitería El Ruedo, en la calle Obispo Trejo, frente a la plazoleta del fundador de la ciudad de Córdoba, Jerónimo Luis de Cabrera, como si fuera un cliente más aunque con un estuche de una máquina de tejer en su mano izquierda. Eligió un lugar en la vereda, se sentó mirando hacia la plazoleta y los fondos de la Catedral y dejó el estuche sobre los manteles rojo y azul de la mesa de chapa. Cuatro jóvenes se acercaron con un par de changuitos en el que transportaban bafles con la inscripción "Orquesta Los Querubines"; se ubicaron a la izquierda de Gorriarán, al lado de la Iglesia y el convento de Santa Catalina de Siena. El policía Miguel Oviedo montaba guardia en el puesto número 6, en el ingreso al pasaje Santa Catalina y a unos veinte metros de la entrada al Departamento Informaciones, ubicado en una de las tres casonas anexadas al histórico edificio del Cabildo, frente a uno de los muros laterales de la Catedral; Oviedo fumaba relajado fuera de la casilla de madera, el FAL cruzado sobre el pecho, colgando de una correa. Una mujer que parecía llevar un bebé en brazos se le acercó; su papel era clave: debía neutralizarlo con esa pistola que buscaba entre las mantas del muñeco y liberar el ingreso de sus camaradas al D-2. Pero vaciló, demoró unos segundos más de lo previsto y el policía se dio cuenta de la maniobra; Oviedo se estaba dando vuelta para apretar un timbre de alarma cuando un balazo lo hirió en el hombro; cayó pero pudo iniciar un tiroteo que alertó a sus compañeros. 

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Enojado por el obstáculo inesperado que los había despojado de la ventaja de la sorpresa, que en las acciones de guerrilla suele ser decisiva, Gorriarán abrió el estuche y sacó un FAL; se apoyó en la mesa del bar y abrió fuego contra el policía y el frente del D-2; sus camaradas que parecían músicos también dispararon con las ametralladoras y los FAL que habían estado escondidos en los bafles de la orquesta. 

Minutos antes del inicio del ataque numerosos miembros del Ejército Revolucionario del Pueblo se ubicaron en distintos lugares de la plaza embellecida por una majestuosa estatua de San Martín, frente a la Jefatura y al Cabildo. Las mujeres llevaban cochecitos de bebés y changuitos para las compras en el almacén o la verdulería; los varones, bolsos y paquetes. Cuando escucharon los primeros balazos, sacaron las armas largas que tenían escondidas, ocuparon las posiciones asignadas en el plan de Gorriarán y comenzaron a disparar contra la sede de la policía. Un escuadrón avanzó a balazos hacia la playa de estacionamiento, frente al Cabildo, protegido también por francotiradores; uno de ellos, que se había trepado a una palmera de la plaza, efectuó una serie de veinticuatro disparos contra el sillón preferido del subjefe de Policía, que no estaba en su despacho, todos en un radio no mayor de veinte centímetros. En total, murieron cinco policías y un guerrillero; ocho policías resultaron heridos, cuatro de ellos de gravedad. Además, fueron heridas otras trece personas que pasaban cerca de los lugares atacados. 

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