La solidaridad derrotó al fuego en San Javier

La solidaridad derrotó al fuego en San Javier

15 Septiembre 2013
Las satisfacciones que brinda suelen ser múltiples. Nos hacen sentir verdaderamente útiles a la comunidad, así como mejores personas. La solidaridad es ese gesto noble que va hacia el otro sin especulaciones, sin el afán de obtener rédito o ganancia alguna. Pero esta también pone el abrazo no solo en el prójimo, sino también en la naturaleza, como sucedió con sectores del cerro San Javier que ardieron durante cinco días, poniendo en peligro la espesa vegetación y llevando riesgo a algunas zona pobladas.

Bomberos, guardaparques, rescatistas, empleados comunales, municipales, de la Dirección Provincial de Vialidad y Defensa Civil, así como miembros del Aero Club y vecinos trabajaron con tenacidad para vencer las llamas, enfrentando la sequía, el viento y la geografía montañosa. El jueves, el avión hidrante, que carga 2.500 litros de agua y que había sido enviado a la provincia por la Coordinación del Plan Nacional de Manejo del Fuego, se rompió. Aparentemente se había recalentado el motor.

Un padre y su hijo no dudaron poner al servicio de la causa su avión fumigador. Una convocatoria efectuada a través de las redes sociales permitió recolectar agua y frutas para los bomberos, los guardaparques y los empleados que trabajaron durante todo el día en el cerro. El punto de recolección fue la rotonda del pie del cerro y los voluntarios subieron botellas, bidones y bolsas con frutas. Las llamas se habían iniciado a la altura del kilómetro 17 de la ruta 340, en la zona de la Gruta a la Virgen.

"Todos aportaron su grano de arena. Nos quedó el entusiasmo para enseñar a mucha gente que desconoce el tema forestal, sobre todo lo que tiene que ver con incendios forestales. Esta fue una semana complicada en varios puntos del país por las altas temperaturas, y aquí trabajamos mano a mano sin importar cuestiones de género... Ahora a alistar equipos y dejarlos en condiciones", dijo el jefe de Guardaparques de la UNT.

Los Bomberos Voluntarios de Yerba Buena, que tuvieron el apoyo de otros destacamentos, efectuaron una descollante labor. "Tenemos que trabajar para recuperar los equipos que se dañaron, ver cuáles son los daños de las unidades y cuándo podremos arreglarlos", dijo el jefe de ese cuerpo y agregó: "Es un monto bastante importante; ahora tenemos que ver cómo recuperamos todas esas cosas, pero tiene que ser pronto porque tenemos que estar listos para la siguiente salida", manifestó.

Tras 120 horas de lucha contra el fuego, provocado por la irresponsabilidad de alguien, estos héroes lograron sofocar las llamas. No estuvieron solos, contaron con el apoyo de algunos sectores de la comunidad.

El hecho también puso al desnudo la falta de equipamiento adecuado para combatir incendios forestales sostenidos. En ese sentido, el Estado debería invertir en esta materia, dotando a los cuerpos de bomberos de toda la provincia y a guardaparques de las herramientas y equipos necesarios, así como disponer de aviones hidrantes propios o brindar cursos de capacitación a pobladores de la zona serrana sobre lo que se debe hacer en casos de incendios y cómo preservar la naturaleza para que estos no sucedan.

Ante situaciones límites, se hace realidad aquello de "la unión hace la fuerza". Este pequeño grupo de comprovincianos seguramente guardará como un bien preciado en su interior haber salvado al cerro San Javier de una catástrofe mayor. "La solidaridad social y política que necesitamos para construir una sociedad menos fea y menos agresiva, en la cual podamos ser más nosotros mismos, tiene una práctica de real importancia en la formación democrática", afirmaba el pedagogo Paulo Freire (1921-97).

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