Obsesión alemana por la privacidad

Obsesión alemana por la privacidad

Por Pablo Sanguinetti, Agencia DPA.

15 Julio 2013
Google, Facebook y Apple lo aprendieron en los tribunales. El Gobierno de Estados Unidos lo escucha ahora, una y otra vez, de Ángela Merkel y de los ministros que la canciller germana envía a Washington. El mensaje es siempre el mismo: los datos privados son sagrados en Alemania. Y por buenas razones históricas.

La obsesión por el derecho a la privacidad, al parecer violado de forma masiva por el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA) en Europa, es un rasgo central de la cultura alemana forjado en las traumáticas experiencias de la dictadura nazi y del régimen comunista en la Alemania oriental (RDA). "La idea de que los ciudadanos no podamos comunicarnos libremente resulta especialmente difícil de aceptar para los que venimos del Este", sostuvo el presidente, Joachim Gauck, crecido en la RDA y quien tuvo a su cargo procesar las actas de su temible policía política (Stasi) tras la caída del Muro de Berlín.

El monumental archivo de la Stasi podría parecer pequeño en comparación con los 500 millones de comunicaciones que, según la revista Der Spiegel, la NSA almacena cada mes en Alemania. Merkel, también crecida en la Alemania comunista, se indignó: "la comparación con la inteligencia de un país democrático como Estados Unidos minimiza lo que hizo la Stasi", órgano de una dictadura que "persiguió y torturó" a muchas personas.

Funcionarios y empresas

Pero lo cierto es que el debate sobre la privacidad y sobre la necesidad de limitar el acceso de Estado y empresas a la intimidad de los ciudadanos está muy presente en el país desde hace tiempo. Estados federados, como Schleswig-Holstein, prohíben que los funcionarios tengan perfiles en Facebook e incluso que pongan sus "me gusta" en la red social. La Justicia germana también forzó a Google a permitir que los ciudadanos borroneen las fotos de sus casas en el mapa callejero Street View, y Apple podría tener que resideñar sus normas de intercambio de datos después de que un tribunal dictaminara que muchas de ellas son incompatibles con la ley nacional de protección de datos, una de las más estrictas del mundo.

Los grandes grupos de Internet y telefonía extranjeros no son los únicos que chocan con la aversión de los alemanes a ceder privacidad: en 2011, el primer censo desde la reunificación en 1990 despertó el rechazo de muchos ciudadanos, indignados con que el Estado recopilara masivamente información sobre la población.

"Es verdad. Damos mucho valor al derecho a la intimidad. Es algo que en otros países no se entiende; es una reacción de defensa tras nuestra experiencia con el nacionalsocialismo y con la RDA, donde no había prácticamente esfera privada y el Estado intervenía a todo nivel", explicó Juliane Heinrich, vocera de la Agencia Federal de Protección de Datos y Libertad de Información (BfDI). Agregó que la privacidad es un derecho básico garantizado por la Constitución desde hace 30 años, y resaltó que se investigará si la NSA tuvo colaboración de los servicios secretos alemanes.

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