Un quiosco "diligencia" en el que dan ganas de viajar

Un quiosco "diligencia" en el que dan ganas de viajar

Juan Carlos Quiroga tiene un vistoso carruaje de madera en el que vende pochoclos, golosinas y achilata. Bastones y galeras.

EN ACCIÓN. Juan Carlos está siempre listo para atender las inquietudes de los turistas y resolver sus dudas.  LA GACETA / FOTO DE ANALíA JARAMILLO EN ACCIÓN. Juan Carlos está siempre listo para atender las inquietudes de los turistas y resolver sus dudas. LA GACETA / FOTO DE ANALíA JARAMILLO
09 Julio 2013

"Trabajé en una representación, pero la dejé. Durante un tiempo tiraba el paño en la calle y vendía artesanías. Pero también trabajé en capacitación en Informática en la UTN. La anécdota es que no tengo título, pero llegué a contratar ingenieros y todo". Juan Carlos Quiroga (43 años) rememora sus artes y oficios hasta que llegó al actual. Ahora preside la plazoleta Lola Mora (Congreso y Crisóstomo Alvarez) desde su quiosco-diligencia.

De afuera es un vistoso carruaje de madera con ventanitas de vidrio y cortinas de lienzo. En un extremo tiene una estampita la virgen de la Merced; en otro, de María Auxiliadora.

Adentro, impecables, una pochoclera de última generación, una paila de cobre para el praliné, la exprimidora de jugo de naranja, los tanques de aloja. Afuera, en la parte trasera, está la conservadora de achilata. Adelante, dan ganas de subirse al pescante, de mullido chiffón rojo, donde esperan tres galeritas negras y tres bastones.

En un costado, tallado en madera, el nombre, "Awnka" (Maíz tostado en quichua).

- ¿La vida te fue llevando?

-No, creo que es al revés, más bien yo la fui llevando a la vida.

-¿Tenés familia?

- Estoy separado y tengo un hijo.

- ¿Desde cuándo estás en el proyecto del quiosco?

- Hace tres años, de manera interrumpida. Hace seis meses largué todo y me decidí por este emprendimiento.

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- ¿De quién es la idea de la diligencia?

- Yo la ideé, pero la proyecto y la construyó un señor de Alderetes, don Mario Figueroa, de una famila de carpinteros por generaciones.

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- ¿Cuál es el espíritu?

- La idea es resaltar nuestro acervo cultural. Tucumán era no tan sólo un punto neurálgico del NOA sino que, al necesitar conectarse con grandes distancias se desarrollaron los medios de locomoción: se fabricaban carros, carretas y diligencias. En segundo lugar, promover nuestras golosinas tradicionales: achilata, pochoclo, aloja, jugo de naranjas natural, praliné, y en un futuro, jugo de caña.

- Describí los objetos que tenés adentro del quiosco.

- Las lecheras de aluminio (de Catamarca) son réplicas en escala chica de las verdaderas. En una guardo maíz pisingallo y en la otra, azúcar. La paila de cobre tiene un fondo muy grueso; la compré en un campamento gitano. La ollita de hierro donde mi abuela freía empanadas se rompió y yo le adapté una hornalla con garrafa.

- ¿El pescante es para los chicos?

- Es la idea, para que se saquen fotos. Pero, sorpresa: son más los adultos que suben a sacarse la foto. No hay problema: está hecho para soportar peso.

- Te ayudaron a instalarte...

- Mucha gente me ayudó; sobre todo un señor Díaz, de la Municipalidad. Su papá manejaba uno de los coches de plaza hasta los años 70. Cuando yo le expuse la idea, él se conmovió y llevó adelante la gestión para que obtenga el permiso municipal.

- Atraés a los que pasan...

- Por suerte se van dando las cosas y gente de todo el país que nos visita se interesa. Averiguan: me dijeron que acá hay un heladito de agua muy colorido... También hay gente mayor que se acerca a tocar la madera, y se emociona porque se acuerda del carro carbonero que pasaba por su barrio.

- ¿En qué horarios atendés?

- Todos los días, de la mañana a la noche. Hay que venir temprano porque los turistas andan desde que amanece. Hago de guía turístico sin querer. A tal punto que tengo que capacitarme en inglés porque viene gente muy interesada de otros países y hay que comunicarse.

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