Reducir la cantidad de basura que genera la capital tomará años

Prohibirles a los carreros que subsistan con la basura es la estrategia equivocada: para terminar con la generación de vaciaderos clandestinos hay que dignificar la vida de estas personas y no excluirlas aún más. Si el objetivo es lograr una disminución tangible en la cantidad de desperdicios que generan los ciudadanos hace falta constancia y paciencia. La primera, para causar el cambio cultural imprescindible. Y la segunda, para aguardar a que esas acciones den resultado. Estos son dos de los postulados con los que José Luis Gil Díaz, experto español en medio ambiente, analiza la generación de los desperdicios en San Miguel de Tucumán. Hoy explicará cómo España logró gestionar sus residuos de forma ambientalmente sustentable y económicamente sostenible.

Gil Díaz, doctor en Ciencias Químicas, ingeniero industrial y máster en Ingeniería Ambiental, participará de la Jornada Internacional de Residuos Sólidos que se realizará a las 9 en el centro cultural Mercedes Sosa (Roca y Marina Alfaro). De la jornada (abierta a todo público y enmarcada en el programa Urbal III, que la Municipalidad desarrolla desde hace cuatro años) también participarán el experto español Jaime Gutiérrez Bayo (licenciado en Geografía y máster en Estudios Ambientales y Territoriales), el intendente Domingo Amaya y el subsecretario de Planificación Urbana, Luis Lobo Chaklián.

Durante una entrevista con LA GACETA, Gil Díaz consideró que, de los países de la Unión Europea, el que posee más similitudes con Argentina es España. "Ambos han tenido y siguen teniendo que afrontar problemas sociales muy básicos, como la educación, el empleo, la cultura. Eso hizo que se aplicaran modelos de desarrollo económico que buscaban resultados inmediatos y no se tuvo en cuenta el impacto ambiental de algunas políticas de desarrollo. Como consecuencia, tuvimos un gran déficit en la gestión de residuos sólidos y en el de las agua cloacales, entre otras cosas. Eso es similar a lo que pasa en Argentina. Se nos hizo necesario buscar soluciones que fueran ambientalmente aceptables y económicamente sostenibles", relató.

- ¿Cuál es la situación de San Miguel de Tucumán?

- La estrategia europea de gestión de residuos establece una serie de prioridades: minimizar la producción de residuos, el reciclaje, y la última es la eliminación de los residuos (disposición final), todo en ese orden. Pero, en realidad hay que hacerlo al revés: es necesario contar con un buen relleno que esté correctamente gestionado. Con el problema de los residuos acotado, recién cumplir las otras prioridades. San Miguel de Tucumán está a pleno en esa primera fase. He visitado el relleno (la planta de Overa Pozo) y se está construyendo con los estándares de calidad de Europa.

- ¿Cómo se reduce la producción de residuos?

- La razón por la que hay que tener un buen relleno es que las estrategias de reducción en origen dan resultados limitados. Hacen falta desde comportamientos de consumo responsables por parte de los ciudadanos hasta un cambio de políticas comerciales; se puede llegar a eso, es un proceso complejo. Requiere tiempo y un gran esfuerzo de participación ciudadana.

- ¿Es posible terminar con los basurales clandestinos?

- Cada región tiene sus especificidades. Y, evidentemente, ustedes tienen un problema con la recolección informal y con los vertederos que se generan. Pero me doy cuenta de que no puede solucionarse la situación creando un problema social con las personas que obtienen sus ingresos con esta actividad. Entiendo que hay que buscar soluciones no convencionales para dignificar la actividad.

- ¿Cuánto falta para que en Tucumán se produzca una disminución en la generación de residuos en origen?

- En un plazo de cuatro o cinco años podríamos empezar a ver resultados en la reducción de residuos destinados a relleno.