Mónica sabe coser, pero lo suyo es programar para afuera

Mónica sabe coser, pero lo suyo es programar para afuera

Es una de las pocas mujeres dedicadas a construir programas informáticos. El antes y el ahora. Su experiencia en Buenos Aires.

HACIENDO NEGOCIOS. Mónica junto a su socio Elías Turbay (a la derecha), durante un almuerzo de trabajo con un cliente estadounidense. GENTILEZA MONICA GERCHINHOREN HACIENDO NEGOCIOS. Mónica junto a su socio Elías Turbay (a la derecha), durante un almuerzo de trabajo con un cliente estadounidense. GENTILEZA MONICA GERCHINHOREN
08 Marzo 2013

No vamos a engañarnos. En el ámbito de la informática, más específicamente en lo vinculado con la programación y al desarrollo de aplicaciones, los hombres siguen siendo la mayoría. Pero no los únicos, y algunos ejemplos como el de Mónica Gerchinhoren lo confirman.

Mónica (para entendernos mejor dejemos de lado su apellido) tiene 33 años, nació en Metán (Salta), pero estudió y trabajó la mayor parte de su vida en Tucumán. Es ingeniera en Sistemas de la Universidad Tecnológica y, apenas egresó -en 2003-, las cosas en la provincia no estaban demasiado bien en el área tecnológica. Como tantas mujeres -y hombres- armó las valijas y se fue a Buenos Aires, siempre con la intención de volver en algún momento. Tuvo suerte. "Antes de irme, me postulé on line en tres trabajos y de los tres me llamaron. En una semana encontré lo que me gustaba", cuenta Mónica, alejada a pasos agigantados ya de esa primera aventura en relación de dependencia (a la que no quisiera volver más).

Si a las mujeres de otra época no les quedaba más remedio que coser para afuera, podríamos decir que Mónica hace algo similar, pero con la PC. Aunque jura que sabe coser y tejer, junto a su colega Elías Turbay programa "para afuera", principalmente para los Estados Unidos. Asegura que se lleva mejor con las pantallas que con las personas, aunque tampoco es una ermitaña. Acepta, igualmente, que no son muchas las chicas que quieren dedicarse a la programación y que, en ocasiones, el derecho de piso que deben pagar es mayor.

- ¿Siempre fueron pocas chicas en el área de programación?

- En el primer trabajo que tuve, en Buenos Aires, éramos 15 personas y yo era la única programadora. En el segundo trabajo, en una empresa que desarrollaba un proyecto para el Ministerio de Economía para simulación de presupuestos, había más mujeres distribuidas en diferentes cargos. Pero en el área de programación nunca somos mayoría, al menos en mi experiencia.

- Volviste en 2009 a Tucumán. ¿Cómo la encontraste? ¿Cómo te insertaste laboralmente?

- Volví sin saber a qué me iba a dedicar, pero mi ciclo en Buenos Aires ya lo daba por terminado. En esos momentos había mucha diferencia en las tecnologías que se usaban acá y allá, y sobre todo en los sueldos... En 2009 salió Android pero yo ya estaba desarrollando para BlackBerry. Entré en contacto con los primeros clientes de afuera a través de sitios como Odesk, y a partir de ahí no paré más.

- ¿A los clientes les llama la atención que seas mujer? ¿Confían en vos de primera mano?

- Ahora eso se ha equiparado, no se fijan si sos mujer o varón, pero antes sí. Cuando recién comencé a buscar clientes en estos sitios que te cuento, estratégicamente me puse como nombre de usuario GerCoder, un nick que no te dice si soy mujer o varón. Ahora, como te digo, no interesa y vale mucho más el portfolio de trabajos que puedas mostrar.

- ¿Tuviste algún episodio desagradable en tu trabajo por ser mujer?

- No, pero el primer jefe que tuve en Buenos Aires me confesó, sin pelos en la lengua, que cuando me entevistó por primera vez no me daba ni cincuenta centavos. Muchos se sorprendían, y tenías que pagar más derecho de piso que los varones.

- Para ser programador hay que pensar de manera especial. ¿Tendrá algo que ver eso con que sean pocas las mujeres que eligen dedicarse a esto?

- En realidad no sé por qué, pero a las mujeres no les interesa tanto. En la Facultad éramos muchas, pero en Tucumán no conozco otra que se haya dedicado a la programación específicamente. - ¿Y qué área les interesa más?- Les interesa más el análisis, el contacto con los clientes para conocer los requerimientos del producto. Por mí, en buena hora, porque me llevo mejor con la computadora que con el público.

- ¿Qué trabajo típicamente femenino no te gustaría hacer?

- ¡Ama de casa! ¡O vendedora de ropa en un negocio!

- ¿En qué tendría que mejorar Tucumán en el área del desarrollo informático?

- Los sueldos. El primer impulso de todos los egresados es irse a Buenos Aires, casi siempre por este motivo. Tucumán está posicionándose muy bien en el desarrollo: hay buenas universidades, buenos profesores, empresas que se instalaron, pero aún así faltan mejores puestos de trabajo que motiven a quedarse.

- Sos una cultora del freelancing...

- Sí, es un camino de ida. Una vez que trabajás por tu cuenta ya no podés imaginarte teniendo un jefe.

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