Esa copla que se quebró en la tarde

Esa copla que se quebró en la tarde

Miguel Ángel Pérez murió en Salta a los 82 años. Junto con el Cuchi Leguizamón compuso la zamba "Si llega a ser tucumana", que se quedó a vivir en el folclore. Una vida dedicada a la poesía.

MIGUEL ÁNGEL. Sus composiciones estaban cargadas de poesía, que es lo que más disfrutó de la vida.  LA GACETA / ARCHIVO MIGUEL ÁNGEL. Sus composiciones estaban cargadas de poesía, que es lo que más disfrutó de la vida. LA GACETA / ARCHIVO
Como el vino parsimonioso que camina el desvelo de los sueños. Asombrado de tiempo. Amasado de estrellas. Trepado a ese ciruelo de coplas. Coqueando la vidala de la risa y de la muerte. Se fue el sábado Miguel Ángel Pérez, dejando trunca la tarde. Los ojos de 82 años se apagaron en Salta, horas antes de que su Santa María natal pudiera arrimarle su homenaje.

Este salteño que se fue a nacer a Catamarca, amaneció en el vientre del Yocavil, el 30 de septiembre de 1930. "De tanto mirar el cielo, santamariana, cruzan lentas por tus ojos nubes lejanas. Con ellas te me vas yendo… ciego se ha quedado el cielo sin tu mirada".

En Cafayate descubrió los duendes de la niñez y, seguramente, del torrontés. Lo cobijaron las charlas con don Juan Carlos Dávalos, el poético abrazo de Manuel Castilla, las carcajadas de Leguizamón, el "Cuchi". Sencillo, pausado como el eco del silencio, fue anudando de versos su horizonte de pueblo. "Ahora me doy cuenta de que me he pasado 30 años trabajando, haciendo tonterías, de esas que no sirven para nada, como la mayoría de la gente que trabaja en cosas que no le sirven a nadie. La poesía es un imperativo, al menos, para mí, es la única razón de ser. Y aunque no escriba, la poesía es para mí lo más importante que he encontrado en esto que se llama vida", decía. La salamanca ha fraguado la amistad con el Cuchi. De esa yunta han brotado "Si llega a ser tucumana", "La viuda", "Santamariana" que cosquillean a menudo la memoria de la zamba. "El éxito que alcanzó 'Si llega a ser…' no pasó nunca por mi cabeza. Sólo traté de hacer un paralelo entre la mujer y la zamba tucumanas, una alabanza a ambas", contaba.

Ha desatado algunos libros que llegaron con alguna distinción bajo el brazo: Carta a Casa, Los Potros, Coplas del arenal, Cartas a la casa y otros poemas, El cantar del carnaval y Coplas al canto. Inscribe su nombre en la Generación del 60. Su paisaje es el hombre. Con Gerardo Núñez, Melania Pérez y Miguel Ruiz, se hermana con los pájaros. Trinan en Tucumán, en el país, en Centroamérica, en Virutaivino.

Su pensamiento

Se lo encasilla como poeta del folclore. "No me molesta ni me agrada. Son siglas más, siglas menos", se reía. "La poesía no tiene que servir para nada, como la vida de un ser humano. Lo importante es ser verdadero, no un invento. Lo que quede tiene que ser la verdad… todo el arte tiene que ser ético. Escribo porque tengo que cumplir conmigo y al hacerlo cumplo con los demás. Porque mi oportunidad está aquí en la vida".

"Libre en mi viento mi silbo albricias lleva, al que se quiere libre sobre la tierra. Y al que libre me quiere y libre me deja, le doy todas las llaves para mis puertas", escribió Perecito, que este 12 de enero dejó viuda a la poesía y a la vida.

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