"Los ambulantes no los dejamos pasar"

"Los ambulantes no los dejamos pasar"

Robledo dice que salvaron a los comerciantes

23 Diciembre 2012
"Che, mañana domingo tempranito aquí, eh... Hay que venir". El que grita, en la esquina de Maipú y Mendoza, es Claudio Robledo, referente sindical de los vendedores ambulantes de San Miguel de Tucumán. "Por supuesto", le contestan los que han terminado de levantar la mercadería a las 20 y se están yendo. Parecen bocetos de Papá Noel: algunos se han puesto al hombro las mantas, que les sirven como grandes bolsas que, literalmente, están repletas de juguetes. Pero ninguno es un barrigón de barba y abrigo polar rojo y blanco. "Y pensar que hoy nos íbamos a quedar hasta bien tarde...", piensa Robledo en voz alta.

"La verdad que lo justo es decir que hoy los vendedores ambulantes salvamos a los comerciantes del microcentro de Tucumán. Porque los saqueadores venían para acá, por eso hubo todas las corridas que se dieron. Pero cuando pisaron las peatonales, nos vieron. Y se dieron cuenta de que estábamos armados con palos. Y como no iban a poder pasar, se mandaron a mudar. Porque nosotros no los dejamos pasar. Esa es la verdad: nosotros pusimos el pecho y por eso los comercios, tanto los de las galerías como los de las peatonales, pudieron terminar el día sin incidentes", describe.

El miedo ha sido una sensación plurisensorial en las calles del microcentro tucumano. Se veía, se oía, se palpaba y hasta podía olerse. En los locales cerrados, pero con clientes adentro. En los gritos, los empujones y las corridas. En las mujeres con crisis de nervios, que no lograban ser calmadas. En los hombres con palos, varillas, estacas y caños en la mano. En una peatonal transitada por policías montados a caballo, entre otras imágenes que dejó la tarde.

"Nosotros, ahora, nos estamos yendo. Es que se está yendo todo el mundo. Y hubo muchos nervios. El comercio está cerrando, así que lo mejor es terminar acá por hoy", reflexiona Robledo. Está rodeado de cajas enormes, en las que, cuidadosamente, se guardan toda clase de juguetes: desde casa de muñecas y rifles de francotiradores hasta inflables y autitos, pasando por pelotas y teléfonos.

"Por supuesto que mañana domingo vamos a volver, porque este es nuestro trabajo y tenemos derecho a trabajar. Por eso, desde ya le adelanto una cosa: si ahora no pudieron agarrarnos por sorpresa, mucho menos el domingo. Vamos a venir mejor preparados que hoy -asegura-. No van a pasar".

Comentarios