No me destruiste el futuro, me diste uno nuevo

No me destruiste el futuro, me diste uno nuevo

27 Noviembre 2012
Luz es una adolescente de 17 años, aunque su rostro demuestre una mayor madurez. Jugando entre sus brazos se encuentra un niño de no más de 2 años; ella quedó embarazada a los 15 años cuando aún era demasiado jovencita. Desde ese momento tuvo que afrontar innumerables prejuicios de la sociedad, así como la de su familia, al igual que tantas otras jóvenes en su misma situación.
Su clase social le permitió tener siempre todo lo necesario para vivir, pero tuvo que ceder su educación y otras comodidades en beneficio de su hijo.
Actualmente ella vive en Banda del Rio Salí, y continúa con su vida, junto a su hijo. Ella permitió que se le realizáramos esa entrevista.

¿Cómo te sentiste al enterarte de tu embarazo?
 Cuando me enteré reaccioné mal, por la desilusión de mis padres, tenía que dejar el colegio porque sabía que no iba a poder seguir.

¿Cómo fue la reacción de tus padres?
Cuando se enteraron reaccionaron mal, triste y enojados …

¿El padre del niño te apoyó?
Sí, me apoyó en todo, me acompañó en todo momento aunque no estemos casados …

¿Qué pasó con tus estudios?
Dejé en 5º año y no retomé …

¿Cómo nació el niño? ¿Te dijeron que podía tener algún riesgo?
Nació prematuro (ocho meses), bajo peso. Estuvo en neonatología. No sabía que podía tener algún riesgo, tan sólo me dijeron que podía nacer prematuro.

¿Te sentiste observada por las personas?
Sentí que me miraban haciendo una diferencia, como que me discriminaban…

¿Cómo sentiste tu fe?
Siempre estuve con fe, pidiendo que todo salga bien.

¿Algún riesgo durante tu embarazo?
Estaba hipertensa, pero iba a control todos los meses y los doctores dijeron que sería prematuro por el tema de la presión.

¿Te incomodan las preguntas?
No, respondo con toda comodidad.

¿Algo más que quieras agregar?
Cuando me enteré de que estaba embarazada ahí me di cuenta de las consecuencias que podría tener; se me dieron dos opciones: tenerlo o no hacerme cargo. Pero siempre sentí que Dios me acompañaría y tomé la decisión correcta, de tenerlo, y no me equivoqué.
Hoy mi hijo tiene dos años y estoy muy feliz de que él esté aquí; todos mis familiares se sienten felices con él y siempre pienso que si pasa algo, es por algo.

¿Actualmente?
 Yo estoy muy bien y mis padres están felices con el niño. El padre aún me apoya en todo lo relacionado con él y estamos muy bien. Mi hijo está sano y gracias a Dios podemos brindarle todo lo que necesita.


Quedar embarazada no es el fin del mundo
No es el fin del mundo, es una etapa en la que sólo se desea libertad y por eso no se sabe cómo equilibrarla con la responsabilidad. Los abusos de la independencia conllevan graves consecuencias como que una adolescente quede embarazada, y que tenga que dejar sus estudios. Tiene que saltar de una etapa tan importante de su vida a ser madre, sin siquiera tener la más mínima experiencia; ya que los padres no siempre tienen un momento para dialogar con sus hijos sobre este tema.

Diálogo en la escuela
Según nos comentó la directora Beatriz Jiménez de Moyano, "la escuela busca dialogar con las jóvenes y sus familias y las ayuda a discernir en estos difíciles momentos".
En algunos casos estos jóvenes toman la trágica decisión de abortar, ya sea por influencia de su familia, por sus miedos a dejar el estudio, a asumir sus nuevas responsabilidades o miedo a la discriminación, entre otras cosas. Sin embargo este intento de escape las marca para toda la vida, trastornándolas con la culpa de un asesinato a un ser inocente el cual ya posee su derecho a la vida.

Papá y mamá: ¡defendamos la vida!
Papás: no teman hablarles a sus hijos sobre la sexualidad ya que es la mejor manera de prevenirlos y ayudarlos. Enséñenles a escuchar sobre ese tema y que ellos también el día de mañana puedan transmitir esos conocimientos. Enséñenles a prevenir esta problemática, que no debemos considerarla como algo negativo o grave. Enséñenles a prevenir pero no con anticonceptivos que también perjudican la salud de sus hijos, pudiendo traer otras consecuencias. Es importante el diálogo entre padres e hijos, la enseñanza familiar, así como nos dan enseñanza en la escuela. Enséñenles poniendo altos a sus salidas y controlándolos, pero no para que nunca salgan ni para que se sientan una especie de prisioneros (lo cual sólo reprime los deseos de libertad) sino tan sólo para prevenir todo esto, para que disfruten de su adolescencia sin perder sus responsabilidades; de esta manera podrán ser padres a la edad y con la madurez que corresponda.

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