El bálsamo llegó justo a tiempo

El bálsamo llegó justo a tiempo

La hinchada cumplió su parte y el equipo no defraudó.

¡GRANDE CHIQUILÍN! Rizo entró en el complemento, marcó y lo ovacionaron. LA GACETA / FOTOS DE ANTONIO FERRONI ¡GRANDE CHIQUILÍN! Rizo entró en el complemento, marcó y lo ovacionaron. LA GACETA / FOTOS DE ANTONIO FERRONI
Se sabía, las papas quemaban como nunca antes y había que cumplir. Ya no se podía flaquear de nuevo por que así la debacle era cantada. El equipo le abría las puertas a Central Córdoba de Santiago del Estero para matarlo, o morir en el intento. Finalmente: gloria. Uff... Alivio en La Ciudadela. Sí, respiró San Martín. Tomó aire, y cuánto. ¡De qué manera!

El "santo" encontró eso que buscaba sin suerte hacía rato y recién ayer encontró de la mano de un viejo conocido como Balvorín y de un pibe con un futuro gigante como Rizo, el que el hincha se cansó de pedir. Cumplieron todos. Y terminó siendo una noche redondita.

Pero el equipo de Carlos Ramacciotti no estuvo solo. La hinchada atendió el mal momento y entendió que la necesidad era bancar, y confiar, hasta encontrar ese bendito destape. Por eso copó las tribunas y apoyó desde el minuto 0. En definitiva, hizo su parte.

Claro que la evidente levantada en el campo tuvo mucho que ver en ese aliento interminable, que crecía cada vez que el "Ratón" picaba y mandaba un centro venenoso, y que explotó cuando "Ring-Ring" hizo sonar la red en la primera que tuvo. El artillero llevó el grito desde el banco, igual que Rizo. Fueron los cambios justos del DT. Llegaron a tiempo.

¿Será el despegue? Con eso sueñan todos. Porque pasó una noche inolvidable, pero el camino es largo y ahora habrá que seguirlo, sin volver a desviarse.

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