Las palomas, mensajeras de problemas

Hay superpoblación de estas aves y preocupación porque son focos infecciosos y dañan monumentos. Sin planes para controlarlas.

CÓMODAS. Las palomas se sienten a gusto en la ciudad porque encuentran lugares donde anidar, agua y comida. LA GACETA/ FOTO DE FRANCO VERA. CÓMODAS. Las palomas se sienten a gusto en la ciudad porque encuentran lugares donde anidar, agua y comida. LA GACETA/ FOTO DE FRANCO VERA.
22 Septiembre 2012
Son reconocidas como mensajeras universales de la paz. Aunque esto sólo ocurre en el imaginario popular. Porque en los hechos, actualmente, las palomas no son portadoras de buenas noticias. Se han convertido casi en una plaga urbana y están generando cada vez más problemas en la ciudad.

Mientras el aumento de la población de estas aves es cada vez mayor, los especialistas advierten que no hay ningún plan para enfrentarlas. Las palomas proliferan porque no tienen muchos predadores. También porque tienen a disposición una gran cantidad de comida, señala la bióloga Patricia Capllonch. A esto hay que agregarle su capacidad de reproducción increíble: tarda sólo 18 días en incubar y al cabo de cinco semanas puede dar cría. Ese proceso se repite cada dos meses.

"Son una verdadera amenaza para la salud pública", advierte la experta. Y coincide con ella el veterinario Néstor López, de la división Zoonosis del Siprosa. "Se trata de una especie en expansión que no tiene inconvenientes en adaptarse a la ciudad. Cuentan con todo lo que necesitan: agua, alimento y lugares adonde anidar". Así describe López a la paloma doméstica (columba livia), que es originaria de Europa. "Pueden transmitir muchas enfermedades: salmonelosis, aspergilosis, ornitosis (conocida como psitacosis), entre otras. Tienen parásitos, hongos y bacterias; por ello, es un peligro entrar en contacto con estas aves y con su materia fecal", especifica.

El funcionario dijo que en la provincia no hay norma que prevea el control de las palomas. "Sí damos asesoramiento a algunas instituciones que están preocupadas por el tema", detalla. Un caso puntual fue el del hospital Avellaneda. En el edificio del nosocomio anidan estas aves y también se acercan con frecuencia a diferentes sitios adonde están internados pacientes inmunodeprimidos, por lo que su presencia es riesgosa. "Cerramos los lugares adonde anidaban", señaló. Un problema similar tienen otros hospitales.

Según López, para enfrenar la plaga lo mejor es tomar varias medidas simultáneas. Una buena opción es crear palomares en distintas partes de la ciudad y colocarles anticonceptivos en el alimento. "En otras provincias se planteó la necesidad de matarlas. Yo creo que no es la solución. El uso de aves rapaces tampoco es muy viable porque en Tucumán, por ejemplo, hay muy pocas; vienen de vez en cuando halcones peregrinos y las cazan", comenta. "Otras opciones son cerrar los lugares donde anidan, en huecos de edificios, y poner alambres electrificados en cornisas, balcones y otros lugares de edificios altos", propone.

Para Capllonch, la mejor salida es limitar la nidificación de las palomas. "Tendría que ser un trabajo de todos: los encargados de edificios tendrían que subir a los techos y revisar que no haya huevos. Además, la gente tendría que evitar darles comida", opina.

Hace dos años se presentó un proyecto de ley para que se declare plaga a la superpoblación de palomas, pero nunca prosperó. La Ley nacional prohíbe la matanza de palomas en el país. Por eso, para aplicar políticas de control de estas aves hay que atravesar la instancia parlamentaria.

Afectados
En la ciudad, muchos edificios, monumentos, plazas, parques e iglesias son los sitios más afectadas por las palomas, tanto por sus nidos como por sus heces.

"Están descontroladas", señala Mariel Vece, una estudiante universitaria que a diario visita la plaza Independencia. "Se ve que hay más palomas. Mucha gente les da de comer aquí. Es impresionante cómo ensucian", apunta Julio Sosa, barrendero del espacio público adonde la estatua La Libertad, obra de la artista Lola Mora, muestra los vestigios del paso de las aves.

La restauradora Beatriz Cazzaniga asegura que las palomas están causando enormes daños a este monumento y también al que está ubicado en la plaza Alberdi. "Se producen alteraciones estéticas y físicas por la suciedad que depositan las aves. También favorecen el desarrollo de hongos. Los daños son superficiales y también en profundidad. La coloración está siendo cada vez más afectada. Tengo un registro permanente de cómo se van deteriorando estas importantes obras y presenté un informe a las autoridades municipales pidiendo que en forma urgente se busque una solución al problema", explica.

Las palomas tienen una gran aceptación social y eso también atenta contra cualquier plan para erradicarlas, sostienen los expertos. Para la gente, la simbología de la paz y de la armonía, por ahora, sigue siendo más fuerte que considerarlas un problema.

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