CON LA MARCA ENCIMA. Juan Martín Hernández intenta superar a dos sudafricanos, durante el partido jugado hoy en Ciudad del Cabo. FOTO DE PRENSA UAR (RODRIGO VERGARA)
El primer paso, al final, no fue tan malo como muchas presagiaban. Que Los Pumas cayeran ante los Springboks, en su casa de Sudáfrica, era previsible. Nunca antes los argentinos habían vencido al equipo anfitrión. De todas maneras, como Los Pumas nos tienen acotumbrados a los grandes batacazos y pasos históricos, en la intimidad siempre estaba latente la esperanza de que el seleccionado nacional se convierta en banca y vuelva a sorprender al mundo del rugby. Como lo hizo otras veces. Era una tarea difícil, pero no imposible.
Los Pumas cayeron, por 27 a 6, ante un equipo que, en el segundo tiempo, solo logró anotarle siete puntos. Las derrotas, por lo general, duelen mucho. Esta, no tanto. Era el debut en el Rugby Championship ante uno de los tres mejores equipos del mundo y en el balance final, lo de Los Pumas no fue tan malo.

Lo bueno: el trabajo de los forwards en las distintas formaciones. Tuvo un sólido pack en los scrums, un line out con variantes y una gran tarea en los mauls y rucks. En este último rubro, se recuperaron varias pelotas. También contaron con un buen control y le dieron una continuidad a su juego por el eje profundo, por donde lograron avanzar varios metros. También fue muy buena la defensa, en especial en el segundo tiempo.
Lo negativo: las infracciones, que le permitieron al pateador Stein canjearlas por puntos. También los nervios del comienzo y las imprecisiones en el manejo de la pelota. Otro punto en contra fue la falta de un pateador efectivo. Se perdieron 9
puntos. En cambio, Morné Steyn anotó todo lo que pateó, desde cualquier lado, aunque sea desde una posición esquinada. En este nivel, esa es una diferencia clave. En este caso, nada menos que 9 puntos.
Los Pumas pasaron el debut. No se logró dar el batacazo, pero la imagen de un equipo en condiciones de pertener a la elite quedó intacta. Los festejos de los jugadores ante cada try y los nervios y la cara de pocos amigos de su entrenador, reflejaban claramente que la victoria les costó mucho más de lo esperado. El hecho de no poder sumar el punto bonus, ya le significó una cuenta que, quizás, no estaba en sus planes.

Los Pumas no pudieron ganar el partido, pero si el respeto de Sudáfrica y. seguramente, también el de sus próximos rivales. Y eso es lo bueno. Se dio un paso importante y, saber que se no se está tan lejos, al menos por lo visto en este partido, alienta a seguir tabajando. Se viene una semana dura; en siete días la revancha, en Mendoza y ante su gente. Hay mucho por mejorar, pero se puede.








