04 Julio 2012
"Cuando canto 'Balada para un loco' me siento en Mataderos -donde pasaba gran parte del año en la infancia-, en Flores, en San Juan y Boedo, en Pompeya... Me atrae el personaje; me lleva al sur de Buenos Aires. Me siento en esas callecitas. Piazzolla me sitúa en un paisaje desde el origen de sus canciones, debido a su fructífera simbiosis con Horacio Ferrer, quien no puede escribir otra cosa que lo que Piazzolla siente a través de la música. La poesía de Ferrer es maravillosa, de una profundidad y de un lenguaje intensos. Deja atrás la temática trágica de los tangos de antes del 40, para empezar a hablar de lo cotidiano, de las costumbres y de la vida en la ciudad". Así define la cantante y docente Ana Vicidómini a la música de Piazzolla.
Y agrega: "cuando canto 'Los pájaros perdidos' (escribí un poema) me transporto y creo que el público también lo hace. Es tan misteriosa esa canción... Les habla metafóricamente a los pájaros que vuelven desde el más allá. ¡Te tenés que transportar!".
"El gran deslumbramiento"
"En mi adolescencia él fue el gran deslumbramiento. Cuando escuchaba las versiones de los grandes tangos formidables que tocaba -como 'Lo que vendrá' o 'El desbande'- aun cuando tocaba la parte bailable, era lo distinto. Es decir, él descubrió -y reveló- todo lo que tiene la música popular por dentro (algo que está bastante abandonado por ahora). Eso significó Piazzolla para mí. Y estoy hablando del 45-46, cuando él solo tenía 15-16 años. Ya entonces Astor era capaz de ser arreglador de Troilo, era capaz de hacer cualquier cosa con la música. Creo que fue un genio de la música popular, del tango llevado al campo sinfónico. Lo más valioso de su obra es que hizo realmente de la música popular una música seria". Así lo señaló Luis "Pato" Gentilini,
uno de los referentes más reconocidos del folclore argentino contemporáneo; compositor e intérprete catamarqueño -tucumano por adopción-; fundador de los conjuntos La Salamanca y Matamba. Y gran admirador de Piazzolla.
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