
LO QUE MEJOR HACE Y LO QUE MÁS LE GUSTA. Maestra de alma, militante ferviente de la defensa de la lengua, patrimonio desprotegido de los hispanohablantes, la doctora Zorrilla trabajó con sus alumnos tucumanos. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

Una posibilidad habría sido comenzar esta nota relatando su currículum. Hubiera dado cuenta de su extensa actividad académica, pero habría ocupado demasiado espacio y no habría dejado margen para que ella tomara la palabra. Y lo que más seduce de esta mujer es el apasionado amor que pone en lo que hace; su entusiasta capacidad de compartir su saber.
Sí diremos (nada más) que la doctora Alicia Zorrilla es la vicepresidenta de la Academia Argentina de Letras y la alma mater de la Fundación Litterae, sede central -pero no exclusiva- de su apostolado. Sí, apostolado, porque vive habiendo asumido la misión de transmitir y proteger uno de los más importantes dones recibidos de nuestros mayores: la lengua.
"No concibo la vida sin servir a los demás. Existo para ello. Y solo puedo servir desde lo que sé. Es el juramento que hice cuando me recibí de profesora de castellano", enfatiza apasionadamente.
La doctora Zorrilla vino a Tucumán a dictar el curso de posgrado "Dificultades en el uso de la lengua española". Durante una semana desgranó prolijamente (como todo en ella) las novedades normativas que introdujo la Nueva Gramática de la Lengua Española, y ayudó a refrescar muchas de las normas que nunca dejaron de estar vigentes, pero contra las cuales los usuarios atentamos a diario.
- ¿Por qué son importantes las normas?¿Para qué nos sirven como usuarios de la lengua?
- Son indispensables porque nos permiten entendernos, ¡como ocurre en la vida! Si cada uno hace lo que se le antoja no es posible la convivencia. Pasa lo mismo con la lengua: si cada uno la habla o escribe como quiere es imposible la comunicación.

- ¿Qué es concretamente la norma?
- La norma da cuenta de cómo debe usarse la lengua. Surge con el uso, y si ese uso se difunde mucho, se generaliza, los académicos lo registran, y se transforma en norma. Una vez establecida, nos da las pautas, nos sirve de guía. Sólo respetándolas nuestras palabras no chocarán entre ellas.
- ¿Cómo es la relación de los argentinos con estas normas?
- Son muchas las dificultades que observamos a diario respecto del uso de las normas, pero no es sólo un problema argentino. Mis colegas de las academias hermanas, las del resto de Hispanoamérica, señalan dificultades semejantes.

- ¿Y qué puede hacerse al respecto?
- ¡Atacar desde las raíces! Es indispensable que los docentes se formen correctamente y que se actualicen, muy especialmente los de primaria, que es donde los chicos aprenden a usar la lengua. Las maestras cometen muchos errores, tanto en el habla como en la escritura, y esos errores son reproducidos por los alumnos. Y no parece haber conciencia de ello. Hace poco dicté un curso de actualización que la Academia organizó en Buenos Aires; hasta era gratuito. Sin embargo, fueron muy pocos docentes. No sé, no lo entiendo. Parece haber una suerte de desidia...
- ¿Y los periodistas?
- ¡Ay..! Los periodistas son hoy algunos de los grandes responsables del modo en que se escribe y se habla. Los periodistas, aunque no sean conscientes de ello, hacen docencia, desde el momento en que son tomados como modelos por la población. Y un profesional cuya herramienta de trabajo es la lengua no puede darse el lujo de no saber cómo se usa. Veo con tristeza que casi todos los diarios han eliminado los correctores, que son los únicos específicamente capacitados para garantizar el respeto por las normas, y con ello, la corrección y la precisión del uso de la lengua.
El verbo producir
Significa engendrar; fabricar, elaborar cosas útiles. Son entonces incorrectas expresiones como "se produjo un accidente", "se produjo un asalto" o "síntomas producidos por...".
GERUNDIO DE POSTERIORIDAD
El gerundio se usa para acciones que ocurren simultáneamente. Por eso son incorrectas expresiones como "salió de su casa subiendo al colectivo", o "Inauguró obras, dirigiéndose luego al ministerio".
EL MISMO
No es adjetivo demostrativo. Indica identidad o semejanza. Son incorrectas expresiones como: "se van las visitas; las mismas llegaron ayer"; o "amplió declaraciones y ratificó las mismas".
MAYÚSCULAS ACENTUADAS
Las reglas indican que si una palabra lleva tilde (acento ortográfico) cuando está escrita en minúscula debe obligatoriamente llevarlo cuando se la escribe con mayúsculas.
Este, ese, aquel y solo
Llevaban tilde para distinguirlos de sus homónimos (palabras que se escriben igual pero significan cosas diferentes). Ya no la llevan. Es un error escribir "me quedo con aquél" o "iré sólo por verte".
SUPLANTAR tiene matiz negativo
Significa "ocupar con malas artes el lugar de alguien". Cuando se quiere un sinónimo de reemplazar, debe usarse suplir, que es de donde derivan los términos suplente, suplencia, etc.







