El peligro del agua y de los malos accesos

En el pueblo hay muchos niños, ya que los jóvenes y adultos se van a buscar trabajo.

ALLÍ VAMOS. Los vecinos son el principal capital de Villa Chicligasta. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL ALLÍ VAMOS. Los vecinos son el principal capital de Villa Chicligasta. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL
28 Diciembre 2011
De acuerdo con el último censo en la Villa de Chicligasta hay 3.081 habitantes. Lo curioso es que más de 1.700 de ellos son niños. "Es un pueblo de criaturas", se dice. Hay pocos adultos y jóvenes porque la mayoría abandona el lugar debido a la falta de trabajo. Y si hay muchos chicos es principalmente porque las pocas familias que decidieron quedarse en la zona son prolíficas.

Gladis Herrera, del paraje El Polear, tiene 18 hijos. Hay otras mujeres madres de entre 12 y 14 niños. "Son ellas las que están compensando la emigración tremenda que generan el aislamiento, las escasas fuentes laborales y la lejanía", explicó José Espinosa.

Al pueblo se llega por la ruta 328, que nace en la nacional 157 a la altura de Atahona. Hay que recorrer hacia el este unos 13 kilómetros de camino de tierra en malas condiciones. A lo largo del trayecto se ven los estragos provocados el verano pasado los desbordes del río Gastona, que va pegado a la ruta. Villa de Chicligasta está apenas a cinco kilómetros del enorme lago de la represa del Frontal. Las deplorables condiciones del camino de acceso y el río que sale de su cauce cada verano y mantiene aislada a la comunidad durante semanas son dramas que frenan cualquier impulso de progreso.

"Al río hay que drenarlo porque el cauce tiene un piso elevado. Antes, las barrancas del Gastona tenían unos cuatro metros de altura, ahora apenas uno. Estamos muy cerca del Frontal y parece que el agua se nos viene encima. También hay que construir defensas", comentó don Lorenzo Valdez, otro vecino.

"Hay que arreglar el río y luego el camino, porque de lo contrario este pueblo no va a progresar nunca. Podemos salir adelante promocionando el turismo religioso, ya que tenemos la iglesia más antigua de la provincia, e instalando microemprendimientos productivos", añadió.

En la zona llueve con poca frecuencia y por eso durante el otoño y el invierno el suelo casi siempre está seco. Sólo en los terrenos cercanos al río crecen cañaverales. Para ellos resulta una paradoja que en el verano sufran inundaciones cuando la lluvia es escasa. Entonces insisten sobre la falta de mantenimiento del Gastona, que se desborda cada vez que llueve mucho en el oeste y en el centro de la provincia.

Villa de Chicligasta es una de las comunidades que más trabajadores golondrina proporciona en relación con la cantidad de habitantes. En estos días son cientos los que se aprestan a viajar a las cosechas de las provincias del sur del país. "La comuna tiene apenas 14 trabajadores. La desocupación es preocupante y por eso ponemos colectivos al servicio de todos aquellos que quieren irse a trabajar a otro lado. Estamos estudiando la forma de contratar más personal en la comuna por medio de programas laborales. Así podríamos atender mejor esta situación", explicó el comisionado comunal Mario Castro. Pero el futuro no parece promisorio.

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