Sumó un número al clásico 4-4-2 de "JC"

Sumó un número al clásico 4-4-2 de "JC"

Riquelme jugó poco pero cuando entró, lo hizo de enganche y supo lastimar a sus rivales

Parece difícil que Román Riquelme vuelva a ser tan influyente en un conjunto como en aquella Copa Libertadores ganada por el "xeneize" en 2007. Luego de ello, su físico empezó a recordarle que ya no está para ponerse un equipo entero al hombro y cargarlo hasta el campeonato, ni siquiera en el que obtendría un año más tarde. Sin embargo, su poder para lastimar con apariciones aisladas, algo así como una capacidad de síntesis futbolística, lo ha vuelto a poner al frente de un Boca campeón.

Julio Falcioni debió adaptar su clásico esquema, que no tenía enganche, para permitir que juegue. Y en este torneo Román hizo de las suyas. Por primera vez encontró a Walter Erviti como un socio en quien confiar. Los delanteros aprovecharon varias de sus asistencias y capitalizaron algo de su fútbol. Todo como un enganche clásico y sin inventos de "Pelusa", que mientras estuvo cambió su esquema y cuando no, recurrió a su librito.

Ya fuera de la cancha, con el retiro de Martín Palermo y la llegada de Rolando Schiavi como reemplazante en su condición de líder de las puertas del vestuario para adentro, las internas mermaron. Pese a que disputó sólo un poco más de la mitad de los partidos, se sabía que "Titán" no era su mejor amigo y con el "Flaco" todo se mantuvo en orden y armonía. Ayer aplaudió a sus compañeros cuando fueron reemplazados. Vale. Cuando estuvo lesionado, Cristian Chávez ocupó su lugar y lo hizo con frescura.

La copa que él levantó -Schiavi le cedió el brazalete de capitán en medio del partido- alimentará el deseo que tiene de seguir jugando y volver a participar en una de las competiciones que más lo apasionan: la Copa Libertadores. Como dijimos, la de 2007 lo tuvo como casi exclusivo protagonista. En 2008 también hizo lo suyo para llegar a las semifinales y la de 2009 fue la última que jugó Boca.

A partir del año que viene, el sueño americano volverá a aparecer en su cabeza y dicen los que lo conocen que es a eso a lo que apunta realmente. Volver a ser campeón de América. Como sea, Román, con dosis más homeopáticas de su fútbol, sigue dando que hablar y jugar. ¿Todavía no dije que está feliz?

Comentarios