Noticias así trituran el corazón. Y disparan preguntas, mueven estructuras. Surgirán mil y un argumentos, se escucharán lamentos, se levantarán dedos acusadores. Es momento de enfriar la cabeza, y pensar, analizar, reflexionar, y sobre todo, actuar. ¿Qué medidas se tomarán? ¿Se seguirá corriendo en aquellos autódromos cuestionados? ¿Serán capaces quienes tienen en sus manos la conducción de algunas categorías del automovilismo nacional de priorizar la seguridad y no el dinero que ofrecen quienes administran/regentean/manejan circuitos con instalaciones inadecuadas para los tiempos que corren? No se puede seguir adelante de esta manera. El automovilismo es un deporte, no un capricho ciego de quienes lo ven como un negocio y niegan realidades, sobre todo en materia de seguridad. La tecnología puesta en los últimos años en los autos es impresionante; cada vez se corre más rápido; los pilotos y los equipos se profesionalizaron. En Balcarce, aunque para esta carrera del TC se haya repavimentado el trazado, no se puede seguir corriendo. Nunca más. Como tampoco debe hacérselo en pistas como las de San Juan, General Roca y Rafaela, entre otras. Hay modelos a seguir: Junín, Las Termas, San Jorge, La Plata. Hay que aprender de ellos, por un automovilismo sano y sin víctimas. Y de esto se debe tomar nota incluso en Tucumán. Fundamentalmente deben hacerlo quienes todavía alientan la reapertura del "Nasif Estéfano". El presente y el futuro exigen otras cosas. Hasta es aceptable que se sigan rompiendo autos. Pero no vidas.
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