Una disfonía que lo catapultó al cuerpo de un mimo

Una disfonía que lo catapultó al cuerpo de un mimo

EXPRESIVO. Semelman eligió decir con el cuerpo y no con palabras. EXPRESIVO. Semelman eligió decir con el cuerpo y no con palabras.
13 Noviembre 2011
Mauricio Semelman se inició en la carrera directamente como mimo, Confiesa que es autodidacta, que nunca estudió interpretación, y que tampoco trabajó como cualquier actor. "Aprendí a caminar a cuatro patas, y así logré componer el personaje de Mendieta, el perro -ejemplificó-. Desde chico tengo disfonía, y en Argentina los exámenes que rendí siempre los hice por escrito. Luego empecé a investigar todo el movimiento muscular. Lo que hago es un código no verbal, puedo decir y transmitir un texto de, por ejemplo, 10 páginas con cinco movimientos musculares o algo así".

"Soy un actor-mimo. A veces pasé 25 minutos sin pestañear. Marcel Marceau me parece muy bueno, pero hacemos cosas distintas: él crea un mimo objetivo, crea elementos; yo trabajo de otra forma, soy un mimo subjetivo y genero emociones: el texto escrito lo incorporo, lo proceso y luego lo transmito", explicó.

Durante la entrevista, Semelman cuenta que en el escenario no habla, que el mimo no tiene fronteras ni idioma, que lo que hace se puede entender en Japón o en Tucumán.

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