La apasionante historia de un mito

La apasionante historia de un mito

23 Septiembre 2011
Clodomiro Hileret (foto), famoso por sus excesos y genial por los negocios que concretaba, es el protagonista de esta historia apasionante. El fundador del imperio azucarero más grande y trascendente de fines del siglo XIX nació en 1852 en Poitiers, un pueblo del centro de Francia. A los 20 años vino a la Argentina y se radico en Buenos Aires. Allí fue contratado por José Telfener, empresario que construía el ramal ferroviario Córdoba-Tucumán,

"Debido a su habilidad en el manejo de personal ascendió rápido. Hay quienes dicen que era arquitecto y descendiente de nobles. Pero otra versión indica que era un autodidacta experto en cavar pozos de agua. Incluso sostienen que al radicarse en Lules encontró un tesoro de los Jesuitas cuando cavaba un pozo y que ahí hizo un trato con el Diablo. En 1881 se asoció con Juan Dermit, dueño de una gran curtiembre, y fundó el ingenio Lules. Las maquinarias de esa fábrica las compraron en Francia, a una empresa llamada Fives Lille. Me contó mi padre que después Hileret hizo una inversión con esa firma, que posteriormente despojó de la sociedad a Dermit", explicó Manuela Acevedo (85 años). nacida y criada en Santa Ana.

Al instalarse por completo en Tucumán, en 1876 contrajo matrimonio con Luisa Cayetana Dode, una dama de origen inglés que pertenecía a la alta sociedad de la provincia. Era culta y tenía mucho carácter. Tuvieron tres hijos, Edmundo, René y María Luisa, cuyo padrino era el general Julio Argentino Roca, entonces presidente del país.

"Además, Hileret era amigo de Ernesto Torquinst (1842-1908), banquero y propietario de una compañía que manejaba en Tucumán cinco ingenios; de Roque Sáenz Peña (1851-1914), ex presidente de la República; de Carlos Thays (1849-1934), arquitecto del ingenio, del parque y de la mansión de la familia; y de José Padilla, ex ministro de Agricultura", agregó Acevedo.

El visionario industrial francés murió el 10 de febrero de 1909, en alta mar, cuando viajaba a Francia para comprar una refinaría. Ese día nació el mito.

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