Son así. Los "fierros" traen alegrías pero también producen dolor. Mohamed ya sabe lo que es sufrir en carne propia una dura situación. Hace muchos años, en sus comienzos en el TN y en el propio autódromo "Nasif Estéfano" su Fiat Palio quedó destrozado. Aquella vez, el golpe fue tremendo. Le costó recuperarse. Debió esperar mucho tiempo para volver a la categoría. Lo de ahora parece distinto: se trata de uno de los pilotos más consolidados. Respetado y querido. Vale un detalle: la voz sombría del relator de Carburando cuando se dio cuenta de que el tucumano había sido el afectado por el despiste de Chapur. En el ambiente no hay nadie que desconozca cómo trabajan padre e hijo en el armado del auto; tampoco las condiciones en que el equipo va a correr y dar pelea bien arriba. No es el primer piloto que sufre un percance de este tipo. Ni será el último. Afortunadamente los "fierros" siempre tienen cura.
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