Todo trucho, por donde se lo mire

04 Junio 2011
La tentación acecha a cada paso. En las mantas desplegadas sobre la vereda, los títulos de estreno son un imán para el cinéfilo. Por unos pocos pesos, existe la posibilidad de llevarse (mucho antes de que pueda verse en el cine) cualquiera de esas películas sobre las que, gracias a los anticipos difundidos por los medios de comunicación, se han creado expectativas. Pero la compra de un DVD "trucho" suele convertirse en una experiencia desagradable.

Muchos de estos discos reproducen grabaciones realizadas clandestinamente en los cines; se escuchan ruidos, toses o risas de fondo, la pantalla a veces está mal encuadrada, los colores no lucen como en el original, la imagen frecuentemente está fuera de foco, el subtitulado puede no coincidir con los parlamentos en el idioma original, la traducción no siempre es la correcta; si se trata de una versión doblada al español, a veces los modismos idiomáticos resultan poco menos que incomprensibles.

En algunas ocasiones, el corte de la película no corresponde a la edición final que comercializa la productora; se han visto versiones con los efectos especiales a medio procesar, con evidentes fallas e imprecisiones en las imágenes. Y hasta se han dado casos en los que el filme se trunca abruptamente antes de llegar al final, o copias en las que evidentemente faltan escenas (o tomas) del filme original.

Las ventajas

El producto legal también puede presentar fallas, desde ya ínfimas en comparación con la copia "pirata". Y aún en ese caso, existe la posibilidad de reclamar en el comercio que lo vendió y conseguir algún tipo de compensación.

Y lo más importante: comprar un DVD "trucho" es ilegal. Viola las leyes de propiedad intelectual, atenta contra la industria del cine, promueve una actividad comercial fuera de la ley, evade impuestos y representa una competencia desleal a un negocio lícito. Entre otras cosas.

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