La rayuela, el juego que el tiempo no se llevó

La rayuela, el juego que el tiempo no se llevó

Entre los preferidos de los más chicos también están la pilladita, las bolillas, la escondida y los juegos de mesa como el TEG y el truco. Entretenimientos clásicos de la infancia que requieren pocos elementos y mucha energía. Tradición lúdica que une varias generaciones "Piedra, papel o tijera", con esta clásica fórmula todavía miles de chicos siguen sorteando quién va al arco; entre hermanos, quién va en el asiento de adelante del auto o en la familia, quién lava los platos. El tiempo pasa y la rayuela, la pilladita o la mancha congelada no pierden jugadores. Sirven para desarrollar la motricidad y enseñan a seguir reglas .

RECREO. Simple como un elástico no falta en el bolsillo de los guardapolvos.  LA GACETA / ARCHIVO RECREO. Simple como un elástico no falta en el bolsillo de los guardapolvos. LA GACETA / ARCHIVO
24 Enero 2011
A los abuelos, cuando eran pequeños correteando en los patios de la escuela, les gustaban la rayuela, el gallito ciego, el pisa pisuela y cantar "Mambrú se fue a la guerra". La era digital parece haber marcado un abismo entre los chicos de comienzos del siglo pasado y los de hoy. Sin embargo, a nadie le sorprende encontrarse en la esquina de un barrio con un ?ta-te-tí-suerte-pa-ra-mí? más vigente que nunca. El elástico, la pilladita, la escondida y las bolitas siguen despertando pasiones entre los chicos.

Unos desaparecen y reaparecen. Otros se aggiornan. En verano, sin tantas obligaciones y con más juegos a cielo abierto, los juegos de antaño suelen revivir. En las noches calurosas, la farolera vuelve a tropezar. En las tardes de pileta, Marco Polo hace de las suyas. Y, si queda un rato libre, la mancha congelada dejará quieto por unos instantes a un grupo de amigos. Son los juegos clásicos, los que nunca pasan de moda, aquellos que ocupan un lugar en el corazón de los adultos y que les enseñaron a sus hijos. La escondida y la pilladita, son los favoritos porque no se necesita más que unos cuantos chicos y mucha energía.

Por qué sobreviven

Docentes y especialistas coinciden en que se trata de entretenimientos vitales e imprescindibles que permiten la socialización y el encuentro. Por eso, no sorprende que cada generación descubra, en su momento, la rayuela. Siempre se la vuelve a jugar porque expresa un viaje, una búsqueda de eso que está más allá: el paso entre la tierra y el cielo. "La rayuela permite desarrollar la motricidad, el equilibrio, el lenguaje y la coordinación", explica la pedagoga Viviana Ovejero. Son clásicos, entretienen y tienen el poder de combinar azar y destreza. Los chicos aprenden a aceptar consignas y normas éticas a partir de estos juegos reglados. Desarrollan la movilidad fina, el cálculo a ojo, la fantasía de inventar con pocos elementos y hasta reglas de la Física. La escondida es, tal vez, el juego más atrapante. Porque es capaz de despertar la curiosidad, la búsqueda y la exploración, señala Ovejero. "Ayuda a aprender los números y a ejercitar la paciencia. Genera avidez por conocer, por aprender", enumera. El elástico, el clásico entretenimiento del recreo, también tiene sus beneficios: "permite aprender conceptos como adelante, atrás o girar, da lugar al conocimiento del propio cuerpo y de sus capacidades. Cuánto más conocés tu cuerpo, más se puede conocer el mundo exterior y diferenciarse del mismo", detalla.

La mejor compañera

A Martín González le gusta pintar y jugar al Ludomatic con mamá y la abuela. Apichonado por la timidez, el niño de ocho años, confiesa que lo que más le gusta es cuando en verano se junta con su pandilla de amigos a jugar al "ring raje". En barrio Modelo, donde vive, los chicos suelen jugar a la escondida y a la pilladita. El pequeño insiste, de todas formas, que la pelota es la mejor compañera de las tardes.

"Para los varones, la pelota es su mejor aliada. Todos los niños tienen, por lo menos, una en casa", explica la maestra jardinera Mónica Espíndola. Cuenta que en su barrio, El Mirador, las calles se transforman durante las vacaciones: viven repletas de chicos que pasan horas entre rayuelas, escondidas, tapaditas y partidos de fútbol. "Los chicos buscan divertirse todo el día. Por eso juegan a muchísimos juegos. Los que nunca pasaron de moda son la escondida y la rayuela, que perduran desde que los abuelos eran chicos", comenta. La docente dice que hay una clara distinción entre mujeres y varones: "a ellas les gusta jugar a `la maestra´, imitar roles en general. Por eso les gusta ponerse los zapatos y accesorios de mamá".

La clave de estos juegos clásicos está en la gran enseñanza que contienen. Espíndola, como docente, lo reconoce: nadie aprende si no juega, se equivoca y se ríe. Por eso valora más la cuerda, el elástico y la rayuela.

Llegaron a este mundo miles de años antes que el primer "Nintendo" inmovilizara a los chicos. Será que los primeros sobreviven porque afuera siempre brilla el sol, reflexiona.

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