Barcelona - Real Madrid, un cóctel futbolístico para paladares exigentes

Barcelona - Real Madrid, un cóctel futbolístico para paladares exigentes

A las 17 ESPN televisará un partido sin igual: será observado por 400 millones de personas

29 Noviembre 2010
BARCELONA.- Cientos y hasta miles de palabras pueden usarse para describir esta versión de Barcelona-Real Madrid. Pero su atractivo radica en algo muy simple: están dadas todas las condiciones para ver un gran partido.

Podría definírselo como "la madre de todos los clásicos", porque no se recuerda en los últimos años tanta expectativa por el duelo de los grandes del fútbol español. "Hay ingredientes para que sea un verdadero partidazo", sostuvo el arquero Iker Casillas. "No tengo un favorito", admite Carles Puyol.

Barcelona-Real Madrid siempre es un acontecimiento en sí mismo, pero si se le suma el duelo Leo Messi-Cristiano Ronaldo y la puja técnico-psicológica entre Josep Guardiola y José Mourinho, el cóctel es más atractivo. Las 32 cámaras de televisión mostrarán el partido en directo a todo el planeta, con una audiencia de 400 millones de espectadores. Los tucumanos podrán verlo por la señal ESPN. Más de 90.000 personas estarán en el Camp Nou, entre ellos 891 periodistas de 159 medios.

Barcelona aporta ocho campeones del mundo, y Real Madrid, cinco. Si a un magnate árabe se le ocurriera hoy comprar a los titulares de los dos equipos, debería invertir 5.300 millones de dólares.

Real Madrid, puntero con 32 puntos, lleva siete partidos consecutivos ganados. Barcelona, segundo con 31, acumula seis.

Jugar en el Camp Nou es, históricamente, una misión difícil para Real Madrid, que en 81 visitas perdió 46 veces, empató 17 y ganó apenas 18. Y las dos últimas veces perdió sin marcar goles.

Mourinho se reconoce como persona no grata para los hinchas de Barcelona, a los que les recuerda que los eliminó en el Camp Nou para frustrarles su sueño de jugar la final de la Liga de Campeones en el Bernabéu. Esta vez, sin embargo, su discurso fue conciliador. "Tenemos la responsabilidad de darle al mundo el partido que el mundo quiere", señaló. Así neutralizó la jugada de Guardiola, que quiso tener la última palabra, pero no tuvo necesidad de contraatacar. Sólo prometió no renunciar a la ofensiva: "si no, mis jugadores dirían que este tío está asustado". (DPA)

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