Puede hacer cambiar un día pesado y lograr el ansiado relax

Puede hacer cambiar un día pesado y lograr el ansiado relax

Con la música se reviven tanto los buenos como los tristes momentos. El comerciante que va en su combi con el equipo a todo volumen. "Trabajan los dos hemisferios del cerebro", dice una profesora. Melómana desde que era chica.

DOS FORMAS DE VIVIR LA MUSICA. Se puede cantar bajo la lluvia, con las gotas rozando el rostro, o usar auriculares para tener una mayor concentración. LA GACETA / ARCHIVO DOS FORMAS DE VIVIR LA MUSICA. Se puede cantar bajo la lluvia, con las gotas rozando el rostro, o usar auriculares para tener una mayor concentración. LA GACETA / ARCHIVO
21 Noviembre 2010
"La música es el corazón de la vida. Por ella habla el amor; sin ella no hay bien posible, y con ella todo es hermoso". Franz Liszt, pianista y compositor húngaro.

Mañana se celebra en todo el mundo el Día de la Música, en honor de Santa Cecilia, nombrada patrona de este arte por el papa Gregorio XIII en 1594.

Nos gusta tanto escuchar música porque sentimos diferentes sensaciones: nos hace recordar cosas, nos acompaña, nos divierte, nos pone melancólicos, etcétera. Es más, es difícil encontrar alguna persona que diga que no le gusta ningún tipo de música. Muchos, además, nos inclinamos por aprender a tocar algún instrumento y luego hacemos ver nuestras habilidades en reuniones familiares o de amigos. O pagamos entradas de mucho valor para ver a nuestro artista preferido.

"Soy un apasionado de la música, sobre todo de la latina, del pop y del folclore. Es algo que realmente puede llegar a cambiar un día que comienza pesado y con problemas, por otro mucho mejor. Por ejemplo, escuchar a Soledad o a Los Amigos me da una energía tremenda, me saca la pesadumbre que pueda tener encima y entonces puedo salir a trabajar con optimismo", asegura Martín Correa, comerciante, de 37 años. El hombre se dedica a vender alimentos y productos de limpieza. En su combi tiene un potente equipo de sonido con el que "obliga" a escuchar su música a vecinos de varios barrios de la capital. "Yo quiero alegrarle la vida a la gente, por eso pongo la música a todo lo que da. Si a alguno no le gusta, que siga camino o se tape los oídos. Pero, ¿a quién no le va a gustar?", pregunta. Según el alegre vendedor, "a la vida hay que vivirla con la mejor predisposición, y para eso nada mejor que escuchar música, que renueva el espíritu".

Gratos recuerdos


A su vez, Alberto (56) dice que la música hace revivir los mejores momentos y también los tristes. "Recordamos a un amor no correspondido porque la letra nos retrotrae a esas vivencias. Sinceramente, no sé qué sería de la humanidad si no existiera la música. Por eso celebro las buenas canciones y sobre todo las románticas", indicó. Y agregó que más allá de la alegría que genera cualquier ritmo, "hay letras que nos invaden profundamente porque siempre, o casi siempre, nos traen gratos recuerdos".

Más profunda, Renée Guchea, directora de un conservatorio desde hace 27 años, señaló que "en el aprendizaje musical trabajan los dos hemisferios del cerebro". Y sostuvo que tocar el piano es como una terapia para algunos profesionales. "Aquí vienen médicos, abogados y contadores después de que salen de sus trabajos, y es un bálsamo para ellos poner sus manos sobre el teclado. Está el caso de los cirujanos, que tienen una tarea angustiante porque todos sus días son una constante pelea para salvar vidas y con la música logran el ansiado relax", dijo. Agregó que tuvo alumnos con depresión que salieron de ese estado gracias a las clases, y aseguró que su mayor satisfacción es cuando un ex alumno, ya concertista, vuelve a su academia a tocar en el piano en el que aprendió los primeros acordes.

Por su parte, Mabel Mentz (54) asiste desde hace 7 años a clases de canto con Betty Pláate, porque la música es su pasión. "Mi problema es que me cuesta llevar la métrica de la música, a pesar de ser licenciada en Matemáticas; sin duda, es una paradoja", admite.

"Con amigos y compañeros de clase nos reunimos a cantar tangos y boleros en la casa de alguno de nosotros, pero todo en forma vocacional. Soy melómana desde chica y en mi casa o en al auto la música está presente siempre. Incluso tengo pistas grabadas que utilizo para cantar", indica.

Otro lugar donde da rienda suelta a su pasión es el bar de Betty, donde los fines de semana sube al escenario para acompañar a artistas amigas como Isabel Neville. "Primero me temblaban las piernas; ahora ya no", dice y sonríe.

Al volver de su tarea en la facultad, disfruta de la música lírica, que además le permite relajarse.

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