Una película cargada de rencillas matrimoniales

La "Guerra de los Roses" muestra una disputa elevada al máximo nivel.

03 Octubre 2010
Luego de conocerse en una subasta de obras de arte, Oliver Rose (Michael Douglas) y Barbara (Kathleen Turner) quedan perdidamente enamorados. Este es el comienzo de la película "La guerra de los Roses" (1989), dirigida por Danny DeVito, quien además es el relator de la historia. Luego de casarse, tienen un período de vida feliz -que incluye la llegada de dos hijos- hasta que, debido a varias discusiones, dan inicio a una feroz disputa en el marco del proceso de divorcio.

Situaciones extremas
Las rencillas irán subiendo de tono a medida que el filme avanza. Habrá situaciones extremas, como cuando Bárbara destruye el auto deportivo de Oliver, luego de aplastarlo con una camioneta tipo off-road. O cuando el protagonista orina la comida que su mujer preparó para agasajar a un grupo de hombres de negocio en la mansión de ambos. Precisamente, la posesión de la casona será el motivo principal de las fricciones.

La película es una batalla de sexos elevada al máximo nivel y una sátira al matrimonio. Es una adaptación de la novela de Warren Adler, que muestra la delgada línea que separa al amor incondicional del odio mortal. El final es trágico, con los dos protagonistas que yacen en el living, después de haber caído desde el techo montados sobre una enorme araña de cristal.

Situaciones extremas
Las rencillas irán subiendo de tono a medida que el filme avanza. Habrá situaciones extremas, como cuando Bárbara destruye el auto deportivo de Oliver, luego de aplastarlo con una camioneta tipo off-road. O cuando el protagonista orina la comida que su mujer preparó para agasajar a un grupo de hombres de negocio en la mansión de ambos. Precisamente, la posesión de la casona será el motivo principal de las fricciones.

La película es una batalla de sexos elevada al máximo nivel y una sátira al matrimonio. Es una adaptación de la novela de Warren Adler, que muestra la delgada línea que separa al amor incondicional del odio mortal. El final es trágico, con los dos protagonistas que yacen en el living, después de haber caído desde el techo montados sobre una enorme araña de cristal.

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