Africa y la locura de Henning Mankell

Africa y la locura de Henning Mankell

El escritor sueco, exitoso creador de la saga del inspector Wallander, publicó recientemente El ojo del leopardo. Con esta nueva novela parece haber encontrado un nuevo lugar en la Literatura y, también, su lugar en el mundo.

05 Septiembre 2010
Por Hernán Lanvers
Para LA GACETA - Nairobi (Kenia)

Henning Mankell, el escritor sueco, por fin se ha vuelto, del todo, loco.
Sí, el autor de las novelas que protagoniza el inspector Wallander parece haber perdido la razón.
Dejando de lado los relatos sobre este policía tan humano, se ha volcado a las novelas ambientadas en Africa -como  alguna vez lo hiciera en el pasado-, y en los últimos años se ha acercado, de nuevo, al continente más exótico de todos.
Con El Chino (2008), El hijo del viento (2009) y El ojo del leopardo (2010) parece haber encontrado su otro lugar en la Literatura y, también, por fin, además, su lugar en el mundo.
Africa.
Y eso, en El ojo del leopardo se nota y se siente.
En esta novela se cuenta la historia de Hans Olafson, un sueco que, como Mankell mismo, crece en la lejana Escandinavia, esa tierra de nieves eternas y de bosques de pinos que nunca tienen fin. Y que, siguiendo un sueño de adolescente, viaja a Zambia ya convertido en un hombre, para visitar la tumba de un misionero nórdico en medio de la selva.
Olafson, el turista, desciende de un avión en Lusaka, la ciudad capital, y ya al llegar comienza a ser deslumbrado.
Viaja por solo unos días y descubre la realidad de esa Zambia profunda, donde sobreviven unos pocos granjeros blancos, en un país durante los confusos años que siguieron a su independencia, cuando dejó de ser Rodhesia del Norte.
Conoce a una mujer europea y se convierte en el encargado de su granja por una semana.
Mientras tanto, en la selva acechan no sólo leopardos. También, lo hacen el resentimiento de los africanos negros y, en las ricas plantaciones, la incomprensión de los pocos blancos que aún se aferran a un pasado que no tardarán en descubrir que ya se fue.
Hans intenta entender a ese país, donde a todo intenta encontrarle una explicación. Cuando se encuentra con la cabeza cortada de uno de sus vecinos, un africano le explica, con paciencia, que es la forma de evitar que esa persona pueda volver. Y que el asesino le ha cortado las manos para evitar su venganza.
Cuando trata de comprender qué sucede con la ayuda que algunos países del Primer Mundo dan al Continente Negro, se le dice:

- ¿Qué país de Africa recibe más ayuda económica de Europa? Suiza. Hay números de cuentas anónimas que se llenan con dinero de las ayudas que sólo hacen un viaje rápido a Africa y vuelven. Y Suiza no es un país africano...

La historia entrelaza la infancia y adolescencia de Hans, en Suecia, en la fría y nevada región de Norrland con sus días en Zambia, cálida, impredecible pero tan fácil de amar para él. Y los pocos días que Hans se quedaría a cargo del establecimiento agrícola se transforman en meses. Y en años.
Y cuando el sueco lleva ya casi dos décadas en el lugar, aislado de los demás granjeros blancos por su resistencia a  ser alguien que sólo les habla a los africanos negros para darles una orden, todo estalla.
Un cadáver desmembrado por el filo de un panga, un machete africano, lo obliga a Hans a decidir hasta qué punto está dispuesto a jugarse por esa, su nueva tierra, tan extraña y tan querida, pero en donde siempre será un "mzungu", un extraño, un hombre blanco.

De la nieve al continente negro

Mankell, el escritor sueco, al igual que Hans, el personaje de esta novela, es un hombre de dos patrias.
Vive seis meses al año en Suecia y el resto del año en Mozambique.
Y en esta novela no oculta su furia por los excesos que el hombre blanco cometió y que aún comete en la actualidad en el Continente Negro.
Tampoco oculta su amor desesperado por éste, su continente incomprensible e incomprendido.
Africa es, a sus ojos, una prueba de supervivencia, una zambullida en el misterio, una invitación a la aventura.
Es que Mankell, el escritor sueco, se ha vuelto loco.
De amor por África.
Y en medio de ese magnífica, increíble, encantadora locura, cuando todo eso se refleja en una buena novela, hay alguien que siempre gana.
Sí, conozca o no a ese delirio magnífico de la Naturaleza que es África, hay alguien que, siempre, sentirá que después de leer esta narración, saldrá ganando.
Y ese siempre será el lector.
© LA GACETA

Hernán Lanvers - Médico cirujano y escritor.
"Africa. Hombres como dioses", su primera
novela, fue uno de los mayores best sellers
de 2008 en la Argentina. "Africa. Harenes
de piedra", es su última novela. Viajó a
Kenia a investigar para su próximo libro.

PERFIL

Henning Mankell nació en Estocolmo (Suecia), en 1949, y hoy vive entre su país natal y Mozambique, donde es director de un teatro y de una editorial que promueve autores africanos. Su primera pasión fue el teatro, al que ingresó como actor y continuó como dramaturgo. En un viaje a Africa se enamoró del continente; vivió un tiempo en Zambia y de allí pasó a Mozambique. Está casado con Eva Bergman, hija del gran Ingmar y directora del teatro Backa de Gotemburgo. En 1979, Mankell publicó The prison colony that dissapeared, su primera novela, en la editorial Ordfront. Allí editó, a partir de entonces, un libro por año. La fama internacional le llegaría en 1991 con Asesinos sin rostro, el primer título de la serie protagonizada por el inspector Wallander. Entre 1991 y 1999, cada año apareció un nuevo libro de la saga. En 2002 salió al mercado Antes de que hiele, el penúltimo título en el que la protagonista es la hija de Wallander. Y, a fines de 2009, El hombre inquieto, con el cierre de la historia. Otras novelas recientes de Mankell son El hijo del viento (2009), El chino (2008) y Zapatos italianos (2006). También escribió ensayos como Moriré, pero mi memoria sobrevivirá (2008), en el que reflexiona sobre el flagelo del sida en Africa. Su última novela es El ojo del leopardo, publicada en la Argentina por la editorial Tusquets. Mankell fue traducido a 37 idiomas y lleva vendidos más de 30 millones de ejemplares de su obra.

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