El escritor tucumano cuenta historias de vida ajenas a los sueños

El escritor tucumano cuenta historias de vida ajenas a los sueños

LOS ATRAPADOS. El autor de El hombre que yo inventé refleja en la novela que ahora se reedita historias de vida desprovistas de sueños, y sujetos que luchan incansablemente para sobrevivir en una sociedad que los margina. LOS ATRAPADOS. El autor de El hombre que yo inventé refleja en la novela que ahora se reedita historias de vida desprovistas de sueños, y sujetos que luchan incansablemente para sobrevivir en una sociedad que los margina.
05 Septiembre 2010
Novela
El Angel
OSVALDO FASOLO (UNT - Tucumán)

El realismo como una propuesta estético-literaria siempre ha tenido sus prolongaciones, como también sus cuestionamientos y nuevas búsquedas. A partir de la década de 1980 reaparece con variantes, dentro del sistema literario argentino, y en Tucumán también continúan sus proyecciones en obras como El Angel, de Osvaldo Fasolo, publicada en 1994, novela que hoy nuevamente llega al público lector en una bienvenida segunda edición.
El Angel advierte la presencia de un escritor consciente, que se constituye en observador perspicaz de la realidad con la que alimenta su trabajo literario; el modo de vivir de una clase social baja, inserta en los márgenes de la ciudad, a la que va rodeando de un tono inquietante por medio de la presencia absoluta de la muerte y la curiosidad de saber quién la provoca y por qué, a la vez que tiende a minimizar el hecho mediante la incorporación al texto de la parodización "rumoresca" de las vecinas, lugar de voces por donde ingresa una importante cuota de humor "deshumanizado", pero no por ello desarticulador de la risa, cómplice de un comportamiento vulgar.
Villa Alem, Los Nogales, Tucumán y su estación terminal conforman espacios presentes a los que se suma la configuración de una clase social y su cultura mediante la presencia de dichos populares y giros lingüísticos propios del lugar y la época. Un ámbito atravesado por historias cotidianas, sin héroes ni grandezas. Prostitutas y otros constituyen un engranaje humano sórdido, sin posibilidad de elección, de transformarse, de escapar a un destino fatalmente determinado.
Historias de vida desprovistas de sueños, con sujetos, luchadores incansables para subsistir en una sociedad que los margina y los deja atrapados en su propia miseria, historias que el autor ensambla entre diálogos y recuerdos, mediante un logrado retrato de la realidad social y sus dramas urbanos.
© LA GACETA

Liliana Masara

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