El que no toma es el flojo y queda excluído

El que no toma es el flojo y queda excluído

Los jóvenes no conciben una fiesta sin alcohol y sus padres a veces les compran la bebida

FONDO BLANCO. Tomar bebidas fuertes asegura una rápida borrachera. FONDO BLANCO. Tomar bebidas fuertes asegura una rápida borrachera.
01 Agosto 2010
"Con mis amigas nos juntamos en alguna casa antes de salir y tomamos algo. Así, nos sale más barato y podemos tomar más con menos plata", comenta Carolina, alumna de un establecimiento público del centro. Tiene 17 años y está a punto de viajar a Bariloche. Ella, al igual que todos sus compañeros, reconocen que no conciben una fiesta o el viaje de egresados sin el alcohol de por medio.

"No recuerdo un fin de semana en los últimos tiempos sin que no haya tomado. Es más divertido cuando te emborrachás un poco. Eso sí, trato de no pasarme de la raya porque sino después me siento muy mal", comenta Sebastián, de 16 años. El y sus compañeros, reunidos en la plaza Independencia, aseguran que sin alcohol no hay fiesta. "¿El que no toma es un flojo?", se les preguntó. Ellos no dudaron: "sí, el que no toma queda excluído".

Pablo y Luciana, ambos de 18 años y estudiantes de Derecho, aseguran que hay que tener mucha personalidad para tomar una gaseosa en una reunión en la que todos consumen alcohol. "Pero hay quienes no toman; son los menos y los miran raro", explican. Las únicas veces que Martín Silvera, de 19 años, no toma alcohol es cuando tiene que manejar. Cuando se le consultó si sus padres saben que se emborracha, él contestó que sí. "Están resignados. Lo único que me piden es que no vuelva descerebrado", comenta.

En la plaza Urquiza, un grupo de jóvenes de la escuela Comercio 1 asegura que cuando salen con poca plata prefieren comprar bebidas de alta graduación alcohólica. "La cerveza ya no nos hace nada. Si queremos darnos vuelta vamos por el tequila o el vodka", detalla Lorenzo, de 17 años. Cualquier plaza o casa donde no haya padres es el elegido para hacer la "previa" a la salida, dijeron.

"A muchos padres no les queda otra que aceptar que tomamos alcohol para divertirnos. Cuando me dijeron que no iban a comprar alcohol en mi fiesta de 15 lloré un mes entero hasta contrataron la barra caribeña", relata Victoria, y sus compañeros reconocen que muchas veces son sus papás los que les compran algunas botellas en el súper para las reuniones que hacen con sus amigos en la casa.

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