El vandalismo es la mayor preocupación de los vecinos. El paseo sufre una destrucción sistemática. Según los cuidadores, cada dos semanas los juegos se rompen; los cestos papeleros y los bancos amanecen dañados y no hay flor que dure más de tres días. La noticia de la remodelación fue bien recibida, pero los vecinos advierten que si no se destina más personal a la vigilancia, los cambios no durarán.
Cristina Valero, de 38 años, docente de un establecimiento de la zona, cuenta que cruza con los dientes apretados de la bronca. "Veo que los jóvenes no respetan la plaza. Tampoco los que llevan los perros a pasear: siempre dejan sucio el paseo", expresó.
La plaza Urquiza, ubicada entre calles Santa Fe, 25 de Mayo, Muñecas y avenida Sarmiento, es escenario de diversas actividades. Además de poblarse de estudiantes, por las mañanas y las siestas la visitan cientos de personas que realizan actividad física. A la tarde es común ver a las mamás haciendo jugar a los más pequeños. También es un espacio utilizado por paseadores de perros, skaters, graffiteros y, los fines de semana por las noches, se transforma en una pista de baile de distintas danzas.
Ramón Sosa, un taxista que acostumbra tomar un descanso matinal en la plaza, recordó con melancolía cuando su abuelo lo llevaba a jugar allí. "Esta siempre fue una plaza muy concurrida. Lástima el maltrato que sufrió en los últimos años. Me llena de satisfacción que vuelvan a activar la fuente y los corredores de agua. Esto era lo que distinguía al lugar", afirmó.
De hecho, el pequeño lago, con una cascada artificial, hacía singular la plaza Urquiza. En los primeros años del siglo pasado, se podía recorrer el lago en un par de botes disponibles para alquiler. Allí se realizaba la tradicional fiesta de la primavera. A fines de la década de 1920, ya el lago estaba muy descuidado y pantanoso. Desapareció en 1957.