En la UNT que recibe, no todo lo que brilla es oro

En la UNT que recibe, no todo lo que brilla es oro

Análisis.

Primera acepción que el diccionario de la Real Academia Española da al adjetivo pírrico: dicho de un triunfo o de una victoria: obtenidos con más daño del vencedor que del vencido. ¿Cabe calificar de este modo la conquista que logró ayer el rector, Juan Alberto Cerisola?

Después de una feroz campaña, que implicó -presumiblemente- gastos siderales, que dejó ánimos heridos y que amenaza con esclerosarse en la memoria de los universitarios y de la comunidad en general, pareciera que sí.

Además, Cerisola recibe una universidad que está mencionada en varias causas que investiga la Justicia federal. No sólo en la última, que muestra en alta definición un presunto intento de cohecho, por parte del secretario de Bienestar Universitario, Ramiro Moreno (separado del cargo "hasta que se dirima judicialmente la cuestión").

Como si esto fuera poco, está instalado un reclamo por mayor presupuesto a las facultades, que sirva para nombrar cargos docentes, y que estos dejen de dictar materias por extensión.

Y aún queda la elección de consejeros superiores. No es menor, si tomamos los últimos tiempos de la gestión que se va: este cuerpo rechazó la rendición de cuentas de las obras ejecutadas con plata proveniente de los Yacimientos Mineros de Agua de Dionisio (YMAD). Consejeros salientes argumentaron que consta en una auditoría que se gastaron $ 8 millones en refaccionar una casa en Horco Molle, que el costo de algunas obras complementarias superaba el presupuesto de la construcción principal... y cosas por el estilo.

Cabe considerar pírrico el triunfo, porque cabe decir que en la UNT que recibe Cerisola -que es la misma que él rigió hasta ayer- no todo lo que brilla es oro.

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