El remisero, tras su relato, quedó comprometido

El remisero, tras su relato, quedó comprometido

26 Febrero 2010
Cuando el crimen de Paulina Lebbos había tomado estado público, Juan Pedro Cruzado trató de brindar una pista que consideró clave: dijo que era el chofer del remise que abordaron la estudiante y su amiga, Virginia Mercado, en la zona del Abasto. Sus declaraciones, sin embargo, no ayudaron a esclarecer el caso; y, para colmo, lo pusieron en el ojo del huracán.

Cuando Mercado declaró ante los investigadores, dijo que ella y Paulina subieron a un Fiat Duna bordó y dio una serie de detalles. Un vehículo de esa misma marca conducía Cruzado, quien se presentó a declarar ante el fiscal Carlos Albaca. Según dijo, recordaba haber conducido desde la zona de la plazoleta Miguel Lillo hasta calle La Rioja al 400, donde bajó Mercado. Luego, añadió que transportó a Paulina a un domicilio en calle Cuba al 1.200. Ese lugar está a cuatro cuadras de la casa del ex novio de la estudiante asesinada, César Soto. Además de esta disidencia, su rostro no coincide con el identikit. Cruzado, cuando declaró, también describió de forma inexacta a Paulina y cómo estaba vestida. Por ello, los investigadores prácticamente descartaron su declaración. Sin embargo, tres ex comisarios que había contratado el Gobierno para trabajar en el caso no dudaron en señalar que debía ser investigado en profundidad.

Ante esto, Cruzado aseguró que era perseguido. Pasó más de seis meses sin trabajar.

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