Enfrentar a un equipo tan grande como Boca, en su cancha, es un estímulo que el jugador tucumano no tiene todos los días. De sólo saber que debés jugar ahí se te eriza la piel. Eso sí: en el campo son 11 contra 11 y es necesario faltarles el respeto. Es necesario tener una fuerte personalidad para disputar estos partidos.
En ese entonces la superioridad física de Boca se notaba, cosa que ahora no sucede. Recuerdo que en el 75’ Boca tenía un equipazo y, sinceramente, nosotros no podíamos ganarle. Cuando vinieron a Tucumán en noviembre los hicimos jugar a las tres de la tarde. Nosotros estábamos acostumbrados; ellos, por el piso.
En relación con la polémica por la salidas de los históricos "xeneizes", hay que tomarlo con pinzas. Roberto Abbondanzieri y Hugo Ibarra salen porque su nivel es bajo, pero no significa que los que entren serán mejores. El mal momento de Boca puede favorecer a Atlético. Pero no hay que subestirmarlos: tienen grandes jugadores como Martín Palermo, Román Riquelme y Nicolás Gaitán.
Me parece que Osvaldo Sosa todavía no encontró el equipo. Espere que lo consiga lo antes posible, porque hace falta sumar puntos. Todavía no halló el funcionamiento que permite darles continuidad a los jugadores. El regreso de Juan Pablo Pereyra le dará más fútbol y peligrosidad.
Es un partido difícil porque el favorito es Boca. Todos van a hablar de los "xeneizes", incluso si pierden, porque no se destacarán las virtudes del rival sino los defectos del vencido. Estoy seguro de que podemos dar la gran sorpresa.