Nunca es tarde cuando se toman las medidas adecuadas. En este caso, la posibilidad de que se reabra el canje de la deuda es una medida positiva, que sirve, y creo que es un buen momento. Hay interés de los bonistas de ingresar a un nuevo canje, aun cuando en este caso las condiciones no sean tan favorables como lo fueron en 2005.
Pienso que un nuevo canje tendría un cierto éxito, aunque no sabemos de qué manera se implementará, porque no se anunciaron detalles sobre cómo sería el procedimiento.
Creo que será positivo porque esos bonos son difíciles de comercializar porque en el mercado valen muy poco, al punto de que se venden al 7% de su cotización. Al entrar al canje, por capital y por intereses adeudados, esos bonos se pueden vender, lo que permitiría recuperar el dinero más o menos rápido. Los bonos tendrán más liquidez.
Si se concreta una nueva etapa de canje mejoraría la imagen del país en los mercados internacionales, porque la Argentina sigue en default. Con los bonistas tenemos una deuda de U$S 24.000 millones más los intereses devengados. Entonces, saldríamos de esa deuda y sólo nos quedaría arreglar con el Club de París. O sea, no creo que salgamos de un default y no del otro. En síntesis, estamos esperando esta medida desde hace un año, y creo que será saludable para la economía del país que se resuelvan situaciones pendientes en los mercados externos. (Especial para LA GACETA)