BUENOS AIRES.- El saber popular suele decir que alguien "no come vidrio" cuando tiene la soga al cuello y deja de lado sus eventuales convicciones para conseguir lo que necesita.
Así, el ex presidente y virtual ministro del área económica dio cátedra de prudencia a la hora de desechar el envío al Congreso, al menos por ahora, de una nueva e irritante Ley de Entidades Financieras de espíritu ampliamente dirigista que podría haberle sumado apoyos legislativos en la izquierda y hasta en el radicalismo, el ARI o el peronismo disidente, pero que iba a espantar a los inversores.
También rearmó su discurso, y así lo dijo hace dos días públicamente en Córdoba, en línea con que este FMI ya no es más el cuco de antes y que conversar con ellos para reencauzar la relación no es arrodillarse. Una relación de conveniencia con el Fondo, quizás le baje también los decibeles de modo transitorio al ruido que existe para llegar a un arreglo con el Club de París. Por último, está la cuestión del canje, algo que nunca iba a ser reabierto, según la misma ley que NK presidente envió como cerrojo al Congreso y que ahora se plantea como "lo más rápidamente posible". Ahora, el eufemismo será "suspensión", tiempo en el cual la Argentina buscará "sacar provecho" fiscal de los fondos frescos que pondrán los bancos organizadores, presumiblemente 10% de lo que recauden, porque realmente necesita -y mucho- esa masa de dinero, ante la fatiga que están padeciendo todas las fuentes a las que habitualmente recurre el Tesoro.