"Le pedí para que me den ganas de estudiar"

23 Octubre 2009
El rostro sereno y una leve sonrisa dibujada en sus labios. Las manos entrelazadas descansan sobre su vientre.
La réplica del cuerpo de Don Bosco es más real de lo que imagina Rodrigo, de 11 años, que vive en el barrio Juan XXIII. "Me da un poquitito de miedo. Porque los muertos me impresionan", remarca abriendo sus ojos retintos. "Pero ahí nomás me acuerdo de lo que nos ha contado la señorita. Dicen que era muy bueno. ¡Se le nota en la cara!", comenta mostrando sus dientes blanquísimos. "Yo le he pedido por mi abuelo, para que no tome más. Y también por mí, para que me den ganas de estudiar", confiesa este alumno de 6º grado de la escuela Miguel Lillo, que ha dejado estampada la huella de su mano en el vidrio de la urna.
Las reliquias del santo de Turín consisten en varios huesos de la mano derecha (la que usaba para bendecir) y que están guardadas en el interior de la réplica, antropométricamente exacta a su cuerpo real.
En el nuevo templo de avenida Mitre y Don Bosco, ayer miles de chicos de los cuatro colegios salesianos y de dos escuelas invitadas, la Don Orione y la Miguel Lillo, se congregaron frente a la imagen. La miraron largamente, le sacaron fotos y le rezaron.
Los estudiantes asentaban sobre el vidrio de la urna la estampa del santo que les habían regalado para que tomen contacto, de alguna manera, con lo sagrado. Algunos se habían ido preparados para la ocasión con remeras que rezaban "Yo estuve con Don Bosco".

Comentarios