"Beben en una misma copa la alegría y la amargura", dice un filósofo español

"Beben en una misma copa la alegría y la amargura", dice un filósofo español

Gustavo Bueno realizó un agudo análisis sobre los argentinos. El alto grado de autoestima que poseen estos habitantes del sur, que tienen soluciones para todos los problemas. Aman tanto la contradicción que llaman "bárbara" a una mujer linda, "bestia" a un erudito y "genio" a un mero futbolista.

GUSTAVO BUENO. GUSTAVO BUENO.
27 Septiembre 2009

El filósofo español Gustavo Bueno realizó una radiografía del argentino, en una nota publicada en la revista política ibérica "Cambio16".
"Los argentinos están entre vosotros, pero no son como vosotros. No intentéis conocerlos, porque su alma vive en el mundo impenetrable de la dualidad. Beben en una misma copa la alegría y la amargura. Hacen música de su llanto -el tango- y se ríen de la música de otro; toman en serio los chistes y de todo lo serio hacen bromas", comenzó diciendo.
"Ellos mismos -continuó- no se conocen. Creen en la interpretación de los sueños, en Freud y en el horóscopo chino. Visitan al médico y también al curandero todo al mismo tiempo. Tratan a Dios como "el Flaco" y se mofan de los ritos religiosos, aunque los presidentes no se pierden ni un tedéum en la Catedral. No renuncian a sus ilusiones ni aprenden de sus desilusiones".
"¡No discutáis con ellos jamás! ¡Los argentinos nacen con sabiduría inmanente! Saben y opinan de todo. En una mesa de café y en programas de periodistas/políticos arreglan todo. Cuando los argentinos viajan, todo lo comparan con Buenos Aires. Hermanos, ellos son ’el pueblo elegido’... por ellos mismos. Individualmente se caracterizan por su simpatía y su inteligencia, en grupo son insoportables por su griterío y apasionamiento", detalla uno de los impulsores de la corriente materialismo filosófico.
Según Bueno, "cada argentino es un genio, y los genios no se llevan bien entre ellos; por eso es fácil reunir argentinos, unirlos imposible. Es capaz de lograr todo en el mundo, menos el aplauso de otros argentinos. No le habléis de lógica. La lógica implica razonamiento y mesura. Son hiperbólicos y desmesurados, van de un extremo a otro con sus opiniones y sus acciones. Cuando discuten no dicen: no estoy de acuerdo, sino: ¡usted está absolutamente equivocado! Aman tanto la contradicción que llaman "bárbara" a una mujer linda, a un erudito lo bautizan "bestia", a un mero futbolista "genio" y cuando manifiestan extrema amistad te califican de boludo, y si el afecto y confianza es mucho más grande, eres un hijo de p... Cuando alguien les pide un favor no dicen simplemente ’sí’, sino ’cómo no’. Son el único pueblo del mundo que comienza sus frases con la palabra no. Cuando alguien les agradece, dicen: ’no, de nada’ o ’no’ con una sonrisa".
El pensador español señala que "los argentinos tienen dos problemas para cada solución. Pero intuyen las soluciones a todo problema". "Cualquiera dirá -señala- que sabe cómo se debe pagar la deuda externa, enderezar a los militares, aconsejar al resto de América Latina, disminuir el hambre en Africa y enseñar economía en Estados Unidos. Tienen metáforas para referirse a lo común con palabras extrañas. Por ejemplo, a un aumento de sueldos lo llaman ’rebalanceo de ingresos’ y a una simple devaluación ’una variación brusca del tipo de cambio’. Un plan económico es siempre ’un plan de ajuste’ y a una operación financiera de especulación la denominan ’bicicleta’".
Según Bueno, "los argentinos viven, como dijo Ortega y Gasset, una permanente disociación entre la imagen que tienen de sí mismos y la realidad. Tienen un altísimo numero de psicólogos y psiquiatras y se ufanan de estar siempre al tanto de la última terapia. Tienen un tremendo súper ego, pero no se lo mencionen porque se desestabilizan y entran en crisis. Tienen un espantoso temor al ridículo, pero se describen a sí mismos como liberados. Son prejuiciosos, pero creen ser amplios, generosos y tolerantes. Son racistas al punto de hablar de ’negros de mierda’ o  de ’cabecitas negras’".

 

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